domingo, 22 de enero de 2012

Múltiples respuestas a una única pregunta – Héctor Ranea


Pregunta:
¿Dónde termina la línea de la meseta?


Respuestas por número de palabras:

 
0 (La respuesta más lógica)
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1
Partalguna.
 

2
Siempre sigue.
 

3
No existe final
 

4
Si terminara, muero ¿sabes?
 

5
Caminando no se encuentran líneas.
 

6
El Sol busca permanentemente ese final.
 

7
En el rincón donde lloran tus ojos.
 

8
Todo intento ha sido como frenar al viento.
 

9
Si pudiera saber dónde, te llevaría a esa sombra.
 

10
Si mi grito pudiera llevarte, mi nombre sería viento Sur.
 

11
En esa diminuta peca negra en tus ojos en la sombra.
 

12
Una línea cuyos finales son el mismo comienzo, coincidentes en la nada.
 

13
Por la línea que se pierde ante la vista se irá mi aliento.
 

14
No es dónde la pregunta, ni cuándo termina, sino ¿qué pasaría si no terminara?
 

15
Me pareció verla en sueños que se transformaron en pesadillas. Dicha línea es mi cadalso.
 

16
Ninguna línea puede mantenerse detenida en la meseta. Todas flotan hacia el Sur, donde todo empieza.
 

17
Sentados a la vera de esas líneas, la noche las dibuja mientras nos entretenemos mirando las estrellas.
 

18
Algunas plantas atestiguan que el mar anterior fue cristal y sonido cuyos ecos retumban sordos en cada hoja.
 

19
Surcando las líneas sólo podemos ver que, a medida que nos acercamos a un extremo, nos alejamos del otro.
 

20
La línea del final se mueve cada vez que sopla el viento, anunciando con el polvo que la primavera retorna.
 

21
Si la flecha de Zenón jamás se moverá del arco, ¿por qué habría de tener final la línea de la meseta?
 

22
¿Dónde terminan esas líneas? Quién sabe. No terminan los ríos exactamente en los mares, a veces empujan hasta cubrir todo el océano.
 

23
Si la línea, el compás, los vientos te quieren dibujar dentro de mi mente, encontrarán que la mejor manera es representar la meseta.
 

24
La arena que levanta el viento, la arcilla que acumula en las jarillas. Todo apunta a un mar perdido donde nunca encontrarás esas líneas.
 

25
Ni Euclides de Megara, ni Gauss de Braunschweig podrían resolver el problema de las líneas de la meseta si no es acá, con nosotros habitándolas.
 

26
Un ñandú corre hacia donde el Sol se nos oculta. Al cabo de la noche aparece su huella dibujada en el cielo. ¿Terminará ahí la línea?
 

27
En una cuerda de las guitarras que han paseado por el horizonte, quedó dibujado un mapa de los silencios encontrados, que son la representación de su final.
 

28
El escritor ordenó sus líneas escritas adosándolas a la línea de longitud desconocida. Cuando terminaron sus líneas tan poco había avanzado que hasta escuchaba cantar las mismas bandurrias.
 

29
Duermo en la línea (imposible evitarla) y mi sueño dibuja un final para la meseta. Al despertar ya no existe. La nada ha cubierto en sus cenizas el horizonte.
 

30
La línea que cierra el horizonte tal vez es dibujada por el chingolo que baila buscando su comida. El viento lo lleva, el viento lo trae. La línea nunca acaba.
 

31
Hay quienes aseguran que las ballenas fueron una vez exploradores que salieron en búsqueda del final y, al encontrarse con el mar nadaron en él tantos milenios que al fin la búsqueda los transformó.
 

32
De buscar el final del horizonte caminando, se aconseja no quedarse atrapado en la nieve con el pelo. Las gaviotas caceroleras los confundirán con estúpidos carneros y les comerán los ojos, inmediatamente.
 

33
Un hombre dispara una flecha tan lejos como puede y siempre habrá otro que repita desde aquel lugar y luego otro, sin final. Ahí termina la línea, cuando uno de los hombres muere.
 

34
Nos abrazamos una vez, y luego otra, mientras avanzábamos hacia el Sol, amándonos. Antes de que la línea llegara a su final, el Sol había desaparecido.
—¿Queda más allá del Sol? —Preguntaste.
—Probablemente —asentí.


35
Cierto grupo de periodistas quiso saber dónde termina el horizonte de la meseta. El baqueano les advirtió de la inutilidad de todo eso. Al llegar a mitad de camino del infinito, todos renunciaron al intento.


36
Es inútil toda brújula o posicionamiento satelital si la búsqueda simplemente se basa en encontrar un hito, una baliza. El final está en otra parte, como corresponde. El sistema está en esa frontera. Silencio, vacío, simultáneamente.
 

37
Los aonikenk atesoran un secreto modo de cazar percas que consiste en cantar una canción sobre el final del horizonte. Los peces se dejan llevar por esa melodía y, luego, por la mano que mece el agua.
 

38
No tienen descanso los ríos nacidos en el final de las líneas o los que viajan hacia él. Quienes han navegado sus aguas saben que sus ojos dejarán de ver, pero lo que han visto valió la pena.
 

39
Idealmente, las líneas son imaginarias y el sistema es cerrado sobre sí, porque la Tierra es cerrada. Pero la realidad es una navaja que muchas veces corta las venas de la geometría, sin que eso signifique perder el raciocinio.


(foto del autor: meseta del llano Paraná, Chubut, septiembre de 2011)