jueves, 18 de noviembre de 2010

Ráfagas que corren entre Nudos y Desnudos



Héctor Ranea


Adivinas en el nudo de mis manos una edad que desata mi ánimo desnudo.

Los nudos de tus redes son tus ojos desnudos.

En mi mirada vislumbró el lascivo lazo que la desnudó y me clavó un nudo en el alma con su mirada.

Exhausto ya de atarme con tus nudos de labios y saliva, me desaté armando sogas de lágrimas y gritos.


María del Pilar Jorge

Anudo mis pensamientos, para no desnudarte con la mirada.

Anudando los recuerdos, con la punta de un pañuelo, conseguí olvidar su nombre

Mar
Anudé la blusa, anudé la pollera y, los pies descalzos, avancé por la arena húmeda. Recibí el golpe de las olas, el mar desanudó los nudos y el agua cubrió mi cuerpo.

Enredos
Anudo mis dedos, desanudando pensamientos.


Miguel Ángel Dorelo

Contemplación
Al ver tu cuerpo desnudo, ya no pude desandar el tiempo. Aún lo llevo anudado a mis retinas.

Un hermoso nudo
Me ahoga, irremediablemente, dulcemente, me sofoca tu cuerpo desnudo.

Patético
Aquél hilo con su desnudez a cuestas no provocó en mí ninguna reacción. Desesperado se anudó a mis piernas, pero ni aún así logró su objetivo.


Claudia Cortalezzi

Inoportuno
El nudo, en un rincón del dormitorio, se apretaba a sí mismo para que ellos —una pareja que acababa de entrar— no advirtiesen su presencia.
De golpe oyó:
—Desnudate.
Sonamos, se dijo, me descubrieron


Mario Berardi

Anudado
Demudado por tus desnudeces, desandé lo andado.

Dantesco
Dunas que danzan desnudas, anudando daños, anidando densos andurriales, nadando en dantescas sandeces.


Antonio J. Cebrián

Desnudado anonadado
Perdió el nudo y ya no nada.

Nudo traicionero
No me importa el nudo en la garganta. Lo que me preocupa es el nudo de la nuca –pensó el ahorcado.


Francisco Costantini

Andudado
Vos te desnudás y se me hace un nudo en la garganta. Yo dudo: cómo hacerte entender que lo que tiene que andar, ya no anda.


Oriana Pickmann

Atado de lágrimas
Tus manos desnudas alivian el nudo de mi garganta.

Silencios
Tu desnudez anuda mis palabras, pero desata mi deseo.

Inmersiones
Nado en el nudo desnudo de tu ombligo.

Confesiones
Con la voz en un nudo, desnudó sus temores.


Gilda Manso

La nudista
Por último, deshago el nudo de mi camisa.


Rafael Vázquez

La estructura dramática de la novela náutica sólo constaba de dos partes, planteamiento y nudo gordiano.

Conocí un hombre a quien se le formó un nudo gordiano en la garganta. Quedó callado para siempre.

—Tengo un nudo en la garganta. No me salen las frases — Prueba con gestos —Tampoco puedo. Se me formó un nudo sin palabras en el silencio.


Daniel Frini

-Tengo un nudo en la garganta
-No hables, Saddam, si no los señores no van a poder cumplir la orden del tribunal.


-¡Aja! - le dijo Gordias, rey de Frigia a Alejandro el Grande -¡llegamos al nudo de la cuestión! Si quieres conquistar Oriente deberás...
-No jodas -dijo Alejandro, mientras atravesaba con su espada al rey


Diego Martínez

Schrödinger metió un gato, desnudo (él, no el felino), en una caja. Dejó un cascabel anudado al cuello (el del felino, no el de él). "El nudo del asunto", dijo (él, no el felino), "es si el cascabel suena porque se mueve el gato, o porque pateo la caja"


Susana Duré

Velocidad
El crucero que traía a los kinesiólogos se acercaba a 20 nudos por hora.

Cadena
No pudo seguir el hilo de comentarios de Facebook, antes de leer el último, se trabó con un nudo de respuestas.


Sergio Gaut Vel Hartman

El asesino serial, desnudo, hizo varias cosas a la vez: un nudo en el intestino delgado de su víctima, puso en marcha el yate, que alcanzó casi de inmediato los 18 nudos y anudó el pañuelo tinto en sangre al bauprés, aunque no en este mismo orden.

En Los desnudos y los muertos, de Norman Mailer, el nudo es una pesadilla abyecta y heroica tan gratuita como la guerra misma. Para desatar el nudo, nada mejor que leer El Almuerzo Desnudo de William Burroughs.


Giselle Aronson

Ha desnudado los nudos de su pudor. Ahora, desnuda y desanudada, es libre.

Desnuda: sin nudos.

Aunque me desnude, tu mirada no se anuda en mí

Oculto, cubierto tras tu nudo. Te desanudo para desnudarte.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La técnica del infierno (o teoría del panóptico) Cristian Mitelman



I
Cierre la puerta al entrar. Es indoloro.
Nosotros nos preocupamos del resto.

II
No dude. Si lo cree conveniente, denuncie a su vecinos.
El Estado depende de su sospecha.

III
Si al tercer llamado no abre la puerta, sepa que no tendrá posibilidad de defenderse.
Permanezca atento.
Esto es válido también para las altas horas de la noche.

IV
No se sienta observado. Confíe en nuestra discreción.

V
Más allá de la ciudad están los campos. Le es permitido ir.
Más allá de los campos está el paredón. Le es permitido llegar.
Lo que hay detrás del paredón le está vedado.

VI
No olvide acallar todos sus temores.

VII
Lo que usted lee, corre por su cuenta.
Lo que se edita, por la nuestra.

VIII
Evite comentarios en la vía pública.
En su vida privada, evite el silencio.

IX
Los espejos oyen.

X
Puede que oiga corridas por las noches.
Puede que oiga gritos.
Sepa disculpar. Son fallas de procedimiento.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Antología twitter de Javier López - Parte III




Al fin había caído en la cuenta. Lo sumaron, como a todos los demás.

Nuestro bebé se convirtió en la mascota del perro.

La inspiración le llegaba como siempre: tras la espiración.

Usó la pistola para revolver todo.

No tenía estudios, pero sabía llamar a las cosas por su nombre: cosas.

En el más allá, las almas se reunieron. Tuvieron una charla intrascendente.

En aquella casa nada era normal. La realidad se había escondido, detrás de los espejos.

La novela de misterio no estaba en su estantería. Revolví toda la casa, sin encontrarla. No he vuelto a saber de ella.

No lo mató por un ataque de locura. Fue por culpa de las voces. Esas si que estaban para el psiquiatra.

Desde su pecera, el pececito de colores miraba atentamente hacia la pantalla del televisor. Pasaban un documental.

Las pirámides son dunas de piedra.

–Creo que necesito un periodo de reflexión –se decía a si mismo el espejo.

Me pareció un ignorante cuando lo vi sumar con los dedos. Cuando empezó a calcular logaritmos, tuve que reconsiderarlo.

La oveja clonada se sentía diferente.

Por fin eché a los fantasmas de la casa. Les puse mis psicofonías.

El viento elevó la falda de la montaña.

El profanador de tumbas fue muy bien recibido. Lo invitaron a quedarse, sin posibilidad de rechazar la invitación.

El fantasma fue al psiquiatra cuando comenzó a sentir sensaciones corpóreas.

El gobierno justificaba los puntos negros de aquella carretera porque contribuyeron a salvar una fauna casi extinguida. Buitres.

¡Burócratas! Obligaban a hablarles por triplicado.

Pasó tantas vicisitudes que ya conocía una a una las texturas de cada letra de esa palabra.

En el baile de máscaras todos se preguntaban quiénes eran, frente al espejo.

Extrajeron la muela del juicio, con la venia de su señoría.

Los jilgueros comían los brotes tiernos que asomaban a través de los ojos del espantapájaros.

El alfil negro y el alfil blanco se retaron. El desafío se llevaría a cabo en cuanto aquellos dos hombres no estuvieran allí.

Cuando disparó el flash, vio con horror como la luz atravesaba a sus amigos. Se palpó para saber que estaba despierto. Tocó la nada.

Algunas personas son muy fotogénicas. Salen favorecidas en las fotografías. Yo gano mucho en las radiografías.

Caos: la realidad se disfrazó de espejismo.

El silencio es sonoro, cuando se rompe.

En la arena del reloj se produjo un espejismo.

Se hizo anciano mientras giraba las manecillas de un reloj.

Hallados restos de un faraón en su reloj de arena.

Se estremeció cuando fue consciente de que la tierra en la boca y la falta de aire no formaban parte de la pesadilla.

La vida pasó rápido delante de sus ojos de cristal. No se dio cuenta de que estaba muriendo.

El lado oculto de la Luna también tiene su Alicia.

Fundaron una nueva iglesia. Invitaron a todos los dioses a la inauguración. Hubo de suspenderse por falta de asistencia.

La luna tiene lágrimas de agua dulce.

¡Apunten! ¡Disparen! ¡A mí no, cabrones!

Vivía de espaldas a la realidad. Solo podía verla cuando miraba a un espejo.

Lo pensé sólo por un instante. Pero pasó la ocasión.

Fui a apagar la luz y casi me electrocuto. Nunca imaginé que la lámpara tuviera tan mal genio.

La luz se apagó. Se oyeron besos.

La luna: ¿Por qué siguió reflejándose en el estanque, durante el eclipse?

El cactus se sentía herido en lo más profundo. Las espinas empezaron a crecer hacia adentro.

El dromedario era un espejismo. No así el tuareg que parecía ir encima de él.

Alguien nació en el planeta de una estrella fugaz. Nunca supo quién era.

El cuento del patito feo se escribió con la pluma de un cisne.

Las voces del psiquiatra atendían a múltiples pacientes.

Con enorme ajetreo, sábanas van, sábanas vienen, en maletas, en bolsas. Los fantasmas también se mudaban con los dueños de la casa.

El silencio produce eco de otros silencios.

Flores en su aniversario, bombones en su cumpleaños. Y cada día, palabras de amor, entrega, pasión y locura. Ella había muerto, años atrás.

La casa domótica dejó en stand by al dueño.

Primero creó una especie gigantesca. Luego envió el meteorito. Aún así no acabó con el planeta. Entonces concibió un ser pequeñito y letal.

El párroco se asomó al campanario para ver por qué las campanas doblaban a muerto. Un hombre pendía, sin vida, de una de las sogas.

Problema cósmico: el reloj de sol retrasaba.

¡Por poco se muere! Por mucho, también.

Gregorio Samsa fue la consecuencia de una resaca.

La estrella eclosionó: tuvo quintillizos.

Iba a ser su primera aparición en público. El fantasma sentía los nervios del debut.

El instante que mejor aprovechó en su vida fue el posterior al último, porque con ese ya no contaba.

Encontré una bala perdida.

Colapso en twitter: Tipo logra colar uno de ciento cuarenta y uno.

Se salvó porque supo reaccionar ante el infarto. Tampoco era muy diferente a otras veces que le habían roto el corazón.

Sonámbulo, aprendió con virtuosismo a tocar el piano. Despierto, sólo daba la nota.

La cápsula lunar no hizo efecto. Le aumentaron la dosis.

Enterraron al Mar Muerto.

La rueca giraba inútilmente, porque las parcas ya habían muerto.

En sus sueños, era sonámbulo.

La sequía acabó con la humanidad, y también con la laguna Estigia. Desde entonces, miles de millones de almas vagan sobre un terreno baldío.

Pintaba cuadros por arte de magia.

La analítica reveló que por sus venas circulaba algo que no era de naturaleza humana.

Sobredosis creativa: la musa comienza a escuchar voces de otras musas.

Descubrió que estaba solo el día que se decidió a girar la cabeza a ambos lados.

La entrada se derruyó, convirtiéndose la gruta en el estómago de un gigantesco organismo que iba a devorarlo.

Las zapatillas de la bailarina se mantenían de puntillas cuando nadie las miraba.

Pusieron el Ulises de Joyce como trampa para cazar al ratón de biblioteca.

En aquel lugar ya nadie recordaba cuándo empezó a llover.

La veleta comenzó a llevarle la contraria al viento.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Antología twitter de Javier López - Parte II


El público reía de las ocurrencias de los actores de marionetas. Lo que no sabía es que las marionetas estaban improvisando.

Revelaron la fotosíntesis.

Mi perro vio el número pi y se puso a mover el rabo. Ahora caigo en la cuenta de que él también es irracional.

Talaron los árboles para que se viera el bosque.

Las mareas durante el eclipse de luna no saben a qué atenerse.

Le robaron la infancia. Años después supo quienes fueron los ladrones, pero no apareció la mercancía.

¿Para qué hacía los anónimos a base de recortar letras, si luego ponía su nombre en el sobre?

Era actor. Los últimos años los pasó ensayando su muerte.

Esa bala iba dirigida hacia mi. La paró la pantalla de mi televisor.

El discóbolo es díscolo. Aún no ha lanzado el disco.

Jugaba una timba entre tahúres. Tuve que huir a través de una escalera de color antes de que me desplumasen.

Tuit en construcción.

El corredor de fondo pensó que era hacia abajo.

El mago se hechizó. Ensayaba frente a un espejo.

En el baile de máscaras de la alta sociedad todos llevaban otra careta sobre la de diario.

La Trinidad: tres mentiras en una, increíble.

Las sombras de los amantes se aman también en la oscuridad.

La resurrección no fue muy de su agrado. Tenía que volver a hacer milagros y a otras rutinas que siempre le incomodaron.

No llevaba años en coma. Simplemente no hacía caso.

La garantía de mi pacto con el diablo ha cumplido. Estoy envejeciendo.

–No se dirija a mí en ese tono –recriminaba el director de orquesta al violinista.

Una formación montañosa rompió filas.

Todo lo que ocurrió ese día fue aleatorio.

Le sacaron una muela. Él salió detrás. Todo él.

Al otro lado estaba el otro lado.

Lo más difícil de encontrar en aquel enorme baúl era el fondo del baúl.

La savia proporciona a la planta todo un bagaje de conocimiento.

El mismo Dios escribió una carta a Darwin, para decirle que llevaba razón.

Volvía a repetirme el mismo discurso de siempre: tic-tac, tic-tac...

Lo condenaron por algo que no había hecho: dejar el dinero en su sitio.

El cadáver se mostró muy colaborador durante la investigación.

El director del psiquiátrico fue elegido por votación democrática.

El arco iris es la carta de ajuste de la pantalla del cielo.

El último pensamiento de su vida fue que aquella señal de stop no tenía ningún sentido en mitad del desierto.

Dije al psiquiatra que me perseguían 14,8 paranoicos. Me respondió que no había problema, que los problemas comenzaban a partir de 21,3.

Llevado ante el juez, el loro se retractó de su primera declaración.

–¡Qué suerte! –pensé. Por una vez, la tostada había caído por el lado donde no estaba la mantequilla. Al ir a recogerla, la pisé.

El joven burro asentía, admirando la sabiduría de los rebuznos de su abuelo.

Los personajes del cuadro parecieron tomar vida, interactuaban, discutían. La puerta abierta del despacho del director del museo, confundía.

Sus sueños eran a rayas, de tanto mirar el cielo a través de los barrotes de su celda.

¡Demonios! Ante la crisis financiera, los bancos comienzan a exigir como aval el alma de sus clientes.

El bebé se comió un potito bicho que andaba por el suelo.

Bajo el microscopio, aquella verdad a medias aparecía como una gran mentira.

La ovejita buscaba dónde mamar en aquella manta de lana con que la habían cubierto.

Aquel hombre solitario guardaba con cariño el correo spam.

Mi almohada sufre pesadillas.

Este tuit no fue concebido para leerse.

Salto evolutivo: cuando despertó, el dinosaurio había volado.

El mapa mudo había recuperado el habla.

No reparé el reloj que atrasaba. Me sincronicé con él.

Qué tiernos sustos le producía al fantasma ver el álbum de fotos familiar.

La policía conocía el perfil del psicópata. Cuando lo tuvieron de frente, no se dieron cuenta.

Las novelas que escribía el marinero nunca tenían desenlace.

Sus amigos le dieron una sorpresa: estamos todos muertos.

Tras una caminata por el campo, el líder limpió el barro de sus pies. Desaparecieron.

Pobre gente miserable. Para quitarse el frío dormían todos alrededor del que tuviera fiebre.

El niño se empeñó en contar hasta infinito. Se aburrió cuando estaba a punto de conseguirlo.

No soporto la codicia ajena. La quiero toda para mi.

El papel reciclado tenía miles de historias que contar.

–¿Ves ese lago de agua dulce? –preguntó a su acompañante en el desierto. Era un espejismo. El acompañante.

La datación de aquellos restos fósiles ofreció una pista concluyente: el asesino andaba cerca.

Navegábamos en dirección equivocada, hacia abajo.

El tuit que trataba de leer está apagado, desconectado, o fuera de cobertura.

Desgraciadamente, aquellos terribles hechos eran reales. Lo de que fuera una leyenda urbana no era más que una leyenda urbana.

Su sombra proyectaba sombra.

"Naturaleza muerta", tituló su autorretrato.

Antes de consumir este tuit, compruebe su fecha de caducidad.

–Brindo por ti –le dije.
–¿Y eso como se multiplica? –contestó.

El insecto enorme atrapado en aquellos hilos que pendían de la lámpara de araña, daba bastante que pensar.

¿Surrealismo? ¿De qué me hablas, mujer-pecera?.

Cuando terminaba un biberón, Einstein pensó que decididamente el espacio euclídeo se le había quedado pequeño.

Esta es una frase inteligente. Teledirigida.

No es que esté muerto. Es que soy lento.

A Houdini le cobraban la cuenta por anticipado.

Celoso: Se asomó al espejo. Delante, se arreglaba su chica. Sintió celos de aquel tipo que la miraba desde el fondo.

Cuando duermen, los helechos aún recuerdan a los dinosaurios.

Completa este tuit con una

¡Por fin publicaron algo suyo! Su esquela.

Cristo hablaba en parábolas. A veces probaba con hipérbolas y elipses. Pero nadie lo entendía.

martes, 2 de noviembre de 2010

Antología twitter de Javier López - Parte I



http://twitter.com/#!/Javi_dice

Su atracción gravitatoria hacía que te inclinaras hacia ella sin querer, cuando pasaba por tu lado.

Era medio exhibicionista. Por las noches, al desnudarse, dejaba la persiana a medio echar, la cortina medio corrida, la luz medio encendida.

Enseguida comprendió que la situación lo superaba. Era la primera vez que nacía.

Ordenaba los recuerdos alfabéticamente.

Un féretro es nuestra particular nave espacial hacia el más allá.

En el teatro interpretamos el papel de público.

Era un fantasma de pacotilla. Llevaba grabados chirridos de puertas y gritos espeluznantes.

-Cariño, te noto fría conmigo -le decía a su esposa, que estaba junto a él en el mausoleo familiar.

Nos asustan los abismos cuando los vemos debajo, pero vivimos permanentemente con uno encima.

La zorra dice ahora que las uvas están rociadas con pesticidas letales para la salud.

Vas solo por la autopista en la oscuridad de la noche. Piensas si la noche te llevará hacia otro lugar distinto al que indican las señales.

El uno y el tres no se llevan muy bien. Esas malas vibraciones se transmiten a nosotros, en forma de superstición.

Ya no sé dónde guardarlas: colecciono colecciones.

En aquel safari, la lluvia puso de manifiesto que las cebras eran un fraude para atraer turistas.

El clima ya no necesita climatólogos o biólogos. Necesita un psiquiatra.

Un velero es un pequeño bosque de árboles blancos sobre el mar.

Los hombres primitivos inventaron los números enteros para contar cabezas de ganado. Los fraccionarios, para descuartizarlas.

Volvió a casa. Encontró otra mujer, otros hijos.
–Me equivoqué de puerta –se dijo. Pero ellos sí lo reconocían como esposo y padre.

¡No hay derecho, no hay derecho! –repetía amargamente el juez.

El aire se está haciendo irrespiraggggggghhhhhh.

Dos de los trillizos se conjuraron para nacer sÓlo gemelos.

Creó un universo de pompas de jabón.

Aprendía del silencio.

Los agujeros negros son los cazadores del cosmos.

Las crías del pez manta se quejan de que mamá los arropa demasiado por las noches.

Sufrió un atraco de sombras chinescas.

Los bancos aprueban nuevas comisiones: sonreírte: 0,15€, buenos días 0,25€, siéntese 0,18€...

–No te mueras ahora, amor –dijo, agitando suavemente los hombros de su esposa, de los que se desprendieron pequeñas nubes de polvo.

Un eco maleducado es aquél que no devuelve los saludos.

No era un tumor cerebral. Eran recuerdos enquistados.

–Abuelo, todas esas señales de humo no entrarán en un solo tuit –decía el joven pies negros.

¿Era un asunto turbio o el fiscal había olvidado las gafas en casa?

La palabra se propaga a la velocidad del sonido. Los rumores, a mucha más.

Los chinos se levantan por la mañana paulatinamente para evitar seísmos.

Ecos de todas las épocas se amontonaban al fondo de la cueva.

Encontraron un esqueleto en el fondo del lago. El problema era si llamar a un arqueólogo o a un forense.

El enigma de la frase incompl

Todos tenían la cabeza inclinada en aquella casa por culpa de un espejo mal colgado.

Experto en Monopoly se ofrece como administrador de fincas.

Se estaba riendo de su sombra, hasta que se dio cuenta de que ésta no se reía.

Anuncio en Twitter: Compra-venta de ideas. Razón...

Cigüeña imputada en el secuestro de un bebé.

La casa siempre olía a pólvora. Las batallitas del abuelo...

La diferencia entre un camello y un dromedario es... bueno mejor será llamarlos a ver cuál de los dos acude.

El radio de la circunferencia se equivocó de función. Acudió a un espectáculo de huesos.

Dio la salida en números romanos: ¡I, II, III, ya!

Un borracho orinando en la esquina de la calle entonaba el mea culpa.

El bebé fantasma se despertó llorando. Soñaba con su mamá.

Ese hombre amenazaba a todo el mundo con una espantosa muerte. Nadie dijo nada. Bajó del púlpito. Continuó con la eucaristía.

Tras su muerte, experimentó una ligera mejoría.

El enorme tatuaje pareció tomar vida. Acabó con el hombre que lo llevaba en su piel.

Prohibieron los rumores en aquel lugar. El lugar desapareció, sólo había sido un rumor.

Tu mirada me fulminó como un rayo. Aún mis oídos sienten el eco de tu tormenta.

–Parece bastante aturdido –dijo solemnemente el médico cuando ingresé cadáver.

No planeé la frase. El tuit había tomado vida propia.

El guitarrista había practicado, no hasta dominar la técnica, sino hasta someterla.

Se hizo rico. No había inventado nada nuevo; bueno, sí: la forma de venderlo.

El televisor de plasma se prestó a una transfusión.

De perfil no proyectaba sombra.

No conozco a nadie con su nombre –me dijo aquél individuo cuando yo trataba de entrar en mi propia casa.

No pude despertar aquella mañana. Era una mañana soñada.

Me precipité al decirte que he muerto. Sólo fue el susto.

Subía por la escalera mecánica de bajada. El tiempo retrocedió.

Los fantasmas invadían todas las noches el museo. Por la mañana todo parecía normal, excepto aquel cuadro...

Por fin tenía el mapa de su cuerpo. Había subido a sus colinas y explorado cada una de sus grutas.

Aquella casa se desordenaba sola.

Resolvía sudokus mientras dormía.

Hizo de mediador en aquel conflicto. Los cortó a todos por la mitad.

–La antropofagia es una atrocidad, si no sabes poner los condimentos adecuados –aseguró el renombrado restaurador.

Bajábamos la calle. Nos ordenaron dejarla en su sitio.

¿Qué hacía el director de orquesta metido en la cama con su batuta? Se había quedado doremido.

Aquel instrumento era muy antiguo. Hasta los acordes menores sonaban ya mayores.