viernes, 31 de diciembre de 2010

Cuarenta y nueve de cuarenta y nueve - Varios Autores



Sanidad extrema - Gi Aronson & Héctor Ranea      
Creyendo burlar los controles de sanidad del Arca, la lombriz solitaria se coló, sigilosa, metida en el ano de cierto caballo. Grande fue su sorpresa cuando se encontró allí dentro con un compañero de su especie y del género opuesto.
Los agentes sanitarios contratados por Noé eran muy eficientes.

Eterna mediocridad - Sergio Gaut vel Hartman
Jesucristo llegó a la fiesta disfrazado de Santa Claus y enfrentó a la mirada desaprobadora de los doce apóstoles.
—¿Qué pasa? —preguntó—. ¿No les gusta? ¡Qué jodidos! —Sus ojos recorrieron la sala y percibió hostilidad y resentimiento—. ¡Pongan un poco de onda, che, que es mi cumpleaños!

La tía Edenora II - Guillermo Vidal
—Cuando éramos chicos no había tanto gasto innecesario. Las velas son útiles como ayer —aseguraba tía y hacia largos cortes con precisión y armaba en pocos instantes un batón—. Sin usar lamparita —decía con orgullo mostrando el mamarracho—. No hay que temer a los cortes, son necesarios.

Reglas dietéticas - Sergio Gaut vel Hartman
—Este saurio es un puerco —dijo Aarón Rabinovich haciendo muecas.
—¿Saurio o puerco? —respondió Moisés Goldbaum—. ¿En qué quedamos?
—Puercosaurio.
—¿Cincuenta y cincuenta?
—No, ochenta por ciento saurio y veinte por ciento puerco.
—Nos vemos el sábado en casa de Rebeca Trajtemberg, entonces.
—¿Lo asamos o lo guisamos?

Herodes Antipas (Mt 14,3) - Antonio Jesús Cruz (Para Claudio Rojo Cesca)
Yo, Herodes Antipas, he decidido que ese Juan, que se hace llamar el Bautista, debe morir. No soporto que tenga mejor discurso que yo, que sus mítines sean más concurridos que los míos y que tenga la osadía de criticarme por haber robado la mujer a mi hermano Filipo.

Doble imposición - Sergio Gaut vel Hartman
No existe nada más problemático que ser un personaje de ficción. Uno tiene que obedecer los caprichos del autor, y al mismo tiempo debe ingeniárselas para influir sobre él y evitar que la narración incluya un asesinato que lo convierta en víctima y lo haga desaparecer de la trama.

Ola de calor - Guillermo Rossini
El calor no me deja escribir y estas palabras aparecen en la pantalla sólo porque mi cabeza se está derritiendo y las ideas se deslizan por las miasmas que brotan del cuenco craneal y caen en el teclado con forma de gotas putrefactas, azotando teclas, salpicando almas, suplicando fríos.

Instrucciones mínimas para que un tornillo ajuste la madera - Héctor Ranea
El tornillo no debe ser cuántico. Suelen aflojarse por efecto túnel. Deberían estar emprolijados de rebarbas innecesarias como las de los santos enciclopédicos. Al colocarlos debe evitarse la música que ablande nervios y enrosque sentimientos. No tiene que tener malos pensamientos quien lo enrosque. Que la suerte os acompañe.

Reclamo – Angélica Santa Olaya
El cuentista reclamaba al poeta: Escribes con melaza en vez de tinta. Luego escribió la historia de las galaxias amamantadas por la Osa Mayor, con la anuencia de Orión, y la dulce leche que cada noche se desparramaba sobre el cuenco de la bóveda celeste dibujando la Vía Láctea.

Hastío - Esteban Moscarda
Las dos facciones se habían enfrentado por siglos. Guerras terribles y genocidios evitables se sucedieron y desgarraron la coherencia de la historia. El mundo se estaba cansando de la materia muerta que abonaba sus cimientos. Y entonces explotó. En el lugar que antes ocupase su reino se alza América.

Windy city (O: "Leyendo diarios del interior y recordando a Charles Dickens") - Héctor Ranea
El Alcalde de una ciudad cercana a Chicago, tuvo la ocurrencia de vender viento en globos aerostáticos, envasándolo con embudo, a los países con aire aún más contaminado. Tuvo éxito. Eso sí, le pagaron con un DVD de ruidos de monedas de oro cayendo en el pavimento de Londres.

Gente del interior - Sergio Gaut vel Hartman
—¿No me cree?
—No.
—Pero soy del interior.
—Demuéstrelo.
Le mostré el agujero en el pecho del tipo que había habitado hasta aquella misma mañana.
—¿Ahora?
—No.
Lo abrí del ombligo al mentón con el cuchillo de matarife, me metí y cerré desde adentro. —¿Y ahora?
—Ahora sí —admitió.

Un tonto cuento de terror - Esteban Moscarda
Era una noche fría. Me había quedado sin nafta justo al comienzo del bosque de Arkham, donde la tierra es vieja y odia. Intento tranquilizarme, alguien pasará, me digo. Y pasa. Un monstruo mezcla de Hamadríade y demonio que me dice: —¿Necesitas ayuda, chabón? —Es lo último que recuerdo…

Un método efectivo - Sergio Gaut vel Hartman
Trató de plantar el árbol de la sabiduría en la mente estéril del alumno, pero lo único que arraigó en ella fue la cizaña del conocimiento. El párvulo descubrió lo efectiva que puede ser una Uzi para despachar a diecinueve condiscípulos y un profesor en dos minutos y medio.

Peonías - Héctor Ranea
Después dicen que uno es obsesivo, pero si no, piense lo que pudo pasar. Contaba los pétalos de las peonías cuando descubrí un escarabajo con una letra en el lomo. Lo encerré y ya había cambiado la letra, el desprolijo. Lo aplasté. ¡Quién iba a decir que era Samsa!

Arbitrario - Sergio Gaut vel Hartman
—¿Quién estipuló que tienen que ser justo cuarenta y nueve palabras?
—El jefe, claro. ¿Quién si no? Para eso es jefe, para estipular.
—Por puro capricho, obvio.
—No. Si fueran cincuenta caerían en otro blog.
—¿Y eso qué es?
—No tengo espacio para explicárselo.
—Igual no voy a participar.

La asesina perfecta - Esteban Moscarda
Rivadavia asesina. Todas las calles mueren en sus manos. Vienen tranquilas, algunas empedradas, otras empedadas y otras con litros de alquitrán encima. Sin remedio, fenecen en su cauce; las mata con placer. Pero no teman. Nada es para siempre: ahora mismo la están devorando mis amigos, los dragones subterráneos...

Malos versos - Angélica Santa Olaya
Poe-tiza tenía los labios morados y frías las letras… De sus dedos brotaba lluvia que mojaba el papel en que vertía la negra tinta… Había un conjuro para los malos ver-s-o-s… pero sus ojos, ciegos, insistían en ir, una y otra vez, a la cueva donde habitaba el sol…

Diálogo lunático - Sergio Gaut vel Hartman
—Su primo, el 49...
—No se confunda, el 49 no es mi primo. Tiene pinta de primo, pero no es.
—Hubiera jurado que...
—¿Vio? Todos se confunden.
—¿Y el 29?
—El 29 sí, pero tampoco es mi primo. Además, mejor que no lo sea. No me gustan los ñoquis.

Orgía final - Gabriela Baade
Cuerpos húmedos se entreveran. Brazos, piernas, manos, torsos, bocas, ojos. Sexos.
Fluidos y olores fabrican un cóctel inconfundible. La mesa tapizada de sustancias peligrosas chorrea líquidos de aromas intensos.
Alguien irrumpe en la escena.
—¡Pero la reputa que lo parió! Otra vez se cagó la heladera de la morgue.

Zombi bloguero fanático - Héctor Ranea
—¿En qué puedo ayudarlo? No entiendo qué quiere usted que haga. Exprésese mejor, por favor.
—Ráfagas.
—¿Quiere viento? No puedo hacer soplar el viento.
—Parpadeos. Cuarenta y nueve.
—¿Parpadear todo eso? Hace daño.
—¿Qué va a hacer? ¡No me mate!
—Cuarenta y nueve. Ráfagas.
—¿Puñaladas? ¡Socorro!
—Seso, 49 bocados.

Aquel veintiocho de diciembre - Fernando Puga
Corren lágrimas por el rostro de María. No entiende. Acunada por el lento andar del burro que la lleva a Egipto, sólo piensa en la inocencia que se derramará por culpa de su niño.
—No llores mujer —dice José—. Ya verás que sólo es una broma de mal gusto.

Jardinería de abril - Héctor Ranea
—Abril es un mes húmedo, pegajoso, tibio, un asco.
—Tierra blanda.
—Sí. La tierra está blanda para plantar. Todo tibio.
—Enterrar.
—¿Sólo pensás en el trabajo del cementerio?
—Desenterrar.
—¿Desenterrar?
—Se desentierran mejor los zombis.
—¿Cómo sabés todo eso?
—Porque quiero seso.
—¿Sexo? Ni hablar.
—Ni una palabra. Tarascón.

Cuarenta y nueve - Alejandra Vaca
Les prometió guiarlos en el reino de los cielos. Les dijo que allá no necesitarían nada. Ellos le entregaron todo: el dinero, las escrituras, sus propias hijas. Cincuenta lugares en el nuevo mundo los esperaban. Tomaron el veneno, cuando amanecía. Pero eran cuarenta y nueve. Él bebió solamente agua.

Dreamland - Claudio Leonel Siadore Gut
Volvió, como las hojas plateadas de Lothlórien llevadas por la brisa. Pero la nave de las Tierras Imperecederas fue atravesada por los fuegos del Señor Oscuro. Y quedó deshecha, a merced de la ciencia del Hombre.
Por tanto no enviarán otra barca como la que cayó en Dreamland, Nevada.

Sed - Camilo Fernández
La tibia humedad de la tierra le ayudó a ganar la superficie. No le sorprendió que su garganta y fosas nasales estuvieran colmadas de barro. Las entrañas le hervían. La sed de sangre se le hizo insoportable. Sin un gramo de remordimiento caminó rumbo al único lugar que conocía.

Consumismo - Esteban Moscarda
Hace calor. Entro al supermercado. Está repleto. Son las fiestas. Todos comprando. Todos gritando, corriendo de acá para allá. Voy a una góndola del fondo, a ver si todavía queda algo. Por suerte no fueron tan voraces. Por suerte quedan un par de cabezas y un exquisito torso humano.

Epidemia de verborragia - Héctor Ranea
Encontré en mi diario registros desde hace 49 días en tiras de sólo 49 palabras. Juro que escribo 47 desde siempre, pero ahí están dos de más. Esta epidemia de partenogénesis literaria me trae malos presagios. Tal vez este cuervo en mi cabeza tiene algo que ver con esto.

El azar no quiere - Sergio Gaut vel Hartman
Para escribir usaba una técnica extravagante. Colgó de las paredes miles de carteles con palabras y calzado con patines, con los ojos vendados, recorría la inmensa sala de su casona hasta chocar con “propiedad”, “ahí”, “duplicado”, “desde”, “tranvía” o “puta”. Nunca pudo armar una frase, pero no se desanimaba.

Prueba de fe - Guillermo Vidal
Como le había sucedido en otras ocasiones ante un descubrimiento soñó que el cielo dormía en las nubes y que el sol tomaba vacaciones en la luna. Buscó las pruebas científicas irrefutables para su teoría; no encontró ninguna. Perdió la fe en la ciencia, no era poeta, era científico.

Blindaje - Héctor Ranea
—Es el segundo ojo en un año.
—¿Y qué quiere?; cada vez los hacen más frágiles.
—No están hechos para personas blanco de lanzapuñales de circo, señora. Por esta vez pasará, pero use antiparras, le ruego.
—Sí; y cota de malla. Ahora paso a buscar el seno de repuesto.

Hombre de pocas palabras - Guillermo Vidal
Aprendió a decir papá y mamá a los dos meses y se enfocó a lo largo de su vida en mejorar la entonación el acento y las variantes; solo sabía decir estas dos palabras en cientos de idiomas, algunos ya perdidos. Fue divertido hasta que sus padres se murieron.

Inconveniente imprevisto - Adriana Alarco de Zadra
Las calles no estaban iluminadas. No era tarde pero la oscuridad se avecinaba. Dio vuelta en la esquina y se encontró en medio de un lago remando sobre un bote, a lo lejos, luces. Al acercarse dio con su cama en medio del dormitorio. Se había inundado el baño.

Chiste alemán - Sergio Gaut vel Hartman
—Otto paró de reír.
—¿Desde cuándo reía?
—Desde 1933.
—No le creo.
—No podía morir. Nadie se muere en medio de una carcajada.
—¿Y por qué dejó de hacerlo?
—Alguien se atrevió a explicarle que el nombramiento de Adolf Hitler al frente de la Cancillería no era un chiste.

Agobiante - Gabriela Baade
El clima castiga la ciudad de Gogravejal. Una paloma se alimenta de vómito añejo dejado por algún borracho. El líquido escasea. El viento seco y tórrido quema la vegetación a su paso.
—¡Último momento!
La población se aglomera frente a la torre.
—Hemos descubierto que éste es el infierno.

Error de cálculo - Néstor Darío Figueiras
Cuarenta y nueve centímetros tiene un codo babilonio, y no los cincuenta y tres del cordel marroquí que usó el atlante para guiar al profeta en el río teleportador. Ezequiel nunca cayó en el vórtice y nos perdimos a Clito, que sabía más que María respecto de inseminaciones divinas.

Una nueva creación - Sergio Gaut vel Hartman
Después de trabajar seis días en la creación del universo y descansar el séptimo, el Gran Artista tuvo ganas de hacer otro universo, menos complejo, más sutil. Esta vez empleó treinta y dos días con sus noches, lo pobló con unas tres docenas de criaturas y lo nombró "ajedrez".

Una mujer sola - Sebastian Chilano
Después de cinco días de atraso se hizo el test. Faltó al trabajo y se quedó sola, en su casa. El test le dio negativo. No estaba embarazada.
—Es una suerte ser invulnerable. Es una suerte no arruinarse la vida ni atarse a nada —le mintió al silencioso espejo.

La misma historia desde otra perspectiva - Sergio Gaut vel Hartman
Como los enanos pasaban muchas horas en la mina, Blancanieves empezó a cultivar diversas amistades. El cazador de Caperucita la inició en el sexo violento y el gato con botas la aficionó a la zoofilia, pero el mejor era Pulgarcito, un pervertido minimalista a la hora de proporcionar placer.

Contra dicción - Guillermo Vidal
Hacia un culto de ahorrar un punto o una coma. Guardaba en su casa cientos de palabras truncadas; desechos de correcciones para una ocasión que nunca llegaba. Escatimando palabras se hundía en ellas. Empezó a parlotear sin sentido y antes de gastar la mitad lo metieron en un loquero.

Carnicería - Gabriela Baade
—La cosa es así.
—No, Felipe, es como yo le digo —agregó Rodolfo—. Trabajé en un frigorífico.
—Ustedes están confundidos. —Gualberto habló desde la mesa—. Así no se carnea.
—Felipe, sostenele el marote al Gualberto que le voy a demostrar al perejil como se cuerea un humano.

Otro fracaso - Sergio Gaut vel Hartman
La novena invasión que los marcianos lanzaron sobre la Tierra terminó en un desastre. La llegada de la flota coincidió con la jornada final de Gran Marciano, un reality de humanos que supuestamente se comportaban como habitantes del planeta rojo. Las naves, sin control, chocaron contra el cerro Uritorco.

Sustitución - Jesús Ademir Morales Rojas
“Watson tenía que morir. Lo supe desde que vivíamos juntos en aquel piso de la calle Baker. Por fin he acabado con ese incómodo sujeto al que tuve que soportar por tanto tiempo”. Y al decir esto se quitó por fin el disfraz, frente al espejo, el sonriente Moriarty.

La importancia de los cuentos de hadas - Guillermo Vidal
María vivía encerrada en una torre, privada de salir por la malvada Edenora, que les quitaba la energía y no podía bajar los interminables escalones. Si hubiera escuchado a Ranpuzel cuando se mudó al piso trece; su príncipe Internet no puede subir y su cabello tardará mucho en crecer.

Plagio - Sergio Gaut vel Hartman
No se le ocurría qué escribir, así que tomó su primera microficción y la plagió sin asco. “El tiempo se hace arena y sumerge las ciudades”. ¿Qué quise decir con eso?, se preguntó. Y lo peor de todo, "¿quién es este ignoto autor, Alzheimer, a quién traté de homenajear?".

Mensajero - Héctor Ranea
Metí el pie en el botín y sentí una cucaracha correr en mi planta. La aplasté. Aliviado metí de nuevo el pie y una mano enorme me tironeó hacia adentro. Escribo esto a la luz de la vela encendida por un gaucho de Villa Esplendor. Espero que salga inteligible.

Repetición - Jesús Ademir Morales Rojas
Las viscosas sustancias que me perseguían se entreveraron con sinuosidad de ofidio. Sonidos viscosos y explosiones de grumos acompañaron esa dinámica repugnante. Pronto la masa tomo una inequívoca forma humanoide. Y cuando aun no se condensaba del todo, la voz extasiada de Valdemar me suplicó: “Dr Mesmer, ¡otra vez!”

Veredicto – Camilo Fernández
Llegué a las nueve. El tribunal de las hormigas ya estaba reunido. Se me acusaba del peor crimen cometido por un extraño a la colonia. “Patear un Hormiguero con Alevosía”, según el fiscal. El juicio duró menos de un minuto. Culpable. La sentencia: entrega diaria de Azúcar. Siete años.

El capo – Nanim Rekacz
—Yo soy administrador de un banco.
—Qué bien, ¿maneja mucho dinero, fondos de inversión, cuentas?
—No…
—¡Ah! Un banco de sangre… Acumula 0 y A y B… 
—Tampoco.
—¿Y entonces?
—Administro un banco de microficciones. Las tengo de 0 a 49 palabras, de sexo, amor, zombies, planetas, humor, muerte.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Cuenta regresiva de varios autores 19



49 - La maldad de las cosas inanimadas I - Daniel Frini
—¡Qué contratiempo! —estalló el motorman—. ¡Voy a tener que parar una semana para arreglar estos putos frenos! ¿Quién me paga los días que no trabaje?
Lo dijo fastidioso, sin mirar el tendal de cuerpos muertos, mutilados, cortados al medio que dejó la locomotora a su paso, hasta que se detuvo.

48 - En la cuerda floja – Sergio Gaut vel Hartman
Alentados por éxitos anteriores, los académicos arremetieron contra la hache, la cu, la diéresis, los puntos, las comas, las comillas… Llamaron “resignificaciones” a esas tropelías, pero como en el pecado está el castigo, fueron prolijamente asesinados por andanadas de signos de exclamación que dispararon francotiradores cilíricos y hebreos.

47 – Autocrítica de un reducidor de músicas compulsivo – Héctor Ranea
La síntesis era imprescindible para Kenn Krimer. Comenzó a sintetizar esa sinfonía escrita para mil instrumentos. Fue fácil reducirla a un conjunto de diez personas. Más difícil fue escribirla para uno solo. Luego redujo la duración a una nota. Nadie le creyó cuando la comentó haciendo silencio.

46 - Breve historia del origen del universo - Sebastián Chilano
Dios, Adán, Eva, y la teoría creacionista. El big bang. Las partículas elementales. La teoría de las cuerdas. El universo en la espalda de una tortuga. La materia negra. No hay duda que venimos del caos: ya desde el primer renglón es imposible ponerse de acuerdo.

45 - Cuenta exacta – Sergio Gaut vel Hartman
—Me pidieron una ficción de cuarenta y cinco palabras —le dijo al hermano.
—¿Por qué tan exacto?
—Dame una idea.
—Tendría que haber un asesinato.
A Caín se le iluminaron los ojos. Tomó la quijada, la estrelló contra la cabeza de Abel, contó las palabras.

44 - Ilusión deshecha - Chinchiya Arrakena
Ella no había podido superar el desencuentro, o mejor dicho el abandono de él. Todos los años, en el aniversario de la última vez que lo vio, miraba disimuladamente hacia la sala. Pero no había caso, de la chimenea nunca más salió Papá Noel .

43 - Desocupados y gendarmes – José Antonio Parisi
Quedaron muchos desocupados, que promovían disturbios. Y había pocos gendarmes para controlar tantos desocupados. Gradualmente, los desocupados se ocuparon como gendarmes. Y quedaron pocos desocupados a ser controlados por tantos gendarmes. Se dieron de baja gendarmes, y quedaron muchos desocupados que promovían disturbios…

42 - Sobre algo diferente – Sergio Gaut vel Hartman
—Acabo de fallecer —dijo el recién fallecido—. Y veo con estupor que esto es muy diferente de lo que imaginé.
Uno que estaba por ahí dejó la copa sobre la mesa y exclamo: —¡Muchachos! ¡Vengan! Tenemos un ateo flamante para gastar.

41 - Confórmate - Juan Manuel Valitutti
El gusano miró a la oruga.
—No es justo —dijo—. ¡Tú te conviertes en mariposa!
La mano gigantesca se abalanzó sobre el gusano. Cuando caía al tarro de las carnadas, oyó que la oruga le gritaba:
—¡Y tú en pez!

40 - Música - Alberto García-Teresa
Con la certeza de que la música amansa las fieras, buscaron al músico más virtuoso, delicado y conmovedor y le colocaron delante de la horda de zombis que llegaban a la ciudad. Lo único que consiguió apaciguar fue su hambre.

39 – Contame una historia Héctor Ranea
Hogar, dulce hogar, dijeron Hansel y Gretel. Se comieron la casita de chocolate, se tomaron el licor de frambuesas y murieron de una pancreatitis aguda. La bruja, desconsolada, por no haber podido matarlos se suicidó bebiéndose un ponche embrujado.

38 - Desobediencia - Begoña Borgoña
Sí, amo. Era lo que respondía cada vez que lo regañaba por comerse las mascotas de mis vecinos. También fueron sus últimas palabras cuando lo traje de regreso al cementerio y, despidiéndome de él, lo sepulté de nuevo.

37 - Fernando Andrés Puga 
Dame tu palabra. La pasearé por el mundo. Atravesaremos mares y escalaremos cerros de tierra y cemento. Cuando se vuelva anónima por fin descansarás. Deja en el umbral tu última palabra; yo me encargo del punto final.

36 - Falto de inspiración - Nanim Rekacz
El escritor, frente a la hoja en blanco, esperaba la llegada de las palabras. Nunca se dio cuenta de que ellas eran invisibles y sólo era necesario deslizar el lápiz para que emergieran ante sus ojos.

35 – Parábola – Claudia Gilman
Ante la puerta de la ley hay un guardián y un campesino, cuyas vidas han sido igualmente arruinadas por Kafka. Pero hay que dar por sentado al carpintero, que construyó la puerta y la mantiene.

34 - Demasiado Tarde - Jorge Oropeza
Después de dos minutos de toser, le fue evidente que no acabaría jamás de tragar ese pedazo de carne. Un pensamiento lejano le recordó que era viernes de vigilia, pero ya era demasiado tarde.

33- Psicología pura – Marcos Zocaro
¿Qué tal si todos los teólogos y estudiosos de la exégesis bíblica estuvieran equivocados? ¿Qué tal si Dios y el Diablo no fueran más que un único ser que sufre de trastorno bipolar?

32 - Sospecha - Alejandro Bentivoglio & Sergio Gaut vel Hartman
Empecé a estudiar cerámica y a practicar hatha yoga. Pronto le siguieron los viajes astrales, la quiromancia y la levitación. Al llegar a la bilocación, mi mujer comenzó a sospechar una infidelidad.

31- Amor de verdad - Miguel Dorelo
Lo nuestro no fue solamente un apasionado encuentro sexual, ahora comprendo: de todos los orgasmos fingidos que he logrado arrancar a una mujer, el tuyo fue sin dudas el más sincero.

30 - La maldad de las cosas inanimadas II - Daniel Frini
La taza le golpeó la nariz cuando quiso tomar un sorbo, la cucharita le lastimó un ojo, el café le manchó la camisa nueva. El mozo lo trató de idiota.

29 - Einstein tenía razón - Saurio
Dios no juega a los dados. Muy complicado. Con suerte puede jugar a la "casita robada" y eso porque los arcángeles lo dejan ganar dos de cada tres partidas.

28 - Desilusión óptica - Rafael Vázquez
Encuentro un libro abandonado. Al colocarlo en el anaquel de la biblioteca pierdo de vista los demás. Procedía de la fibra del árbol que impedía ver el bosque.

27 - Amor vertiginoso - Saturnino Rodríguez Riverón
—No dispongo de mucho tiempo —apostrofó la mujer. Por favor, sea breve.
Entonces, él se vistió con prisa y no le hizo el amor, sino un minicuento.

26 - Estaciones biológicas – Rafael Vázquez
No sé qué oscuro ciclo influye sobre las aves, sólo sé que aquel otoño los pájaros, como las hojas, caían de los árboles secos e ingrávidos.

25 - Vida memorable - Gabriela Baade
Recordaba, sólo recordaba. No era, recordaba haber sido. Cuando murió, nadie se dió cuenta. No había sido ni siquiera un recuerdo.

24 - Ráfagas – María del Pilar Jorge
Pensaba tan rápido, que las palabras corrían por la mesa y por las paredes, para ocultarse en los rincones, antes de que pudiera escribirlas.

23 - El tiempo - Guillermo Rossini
Tenía un reloj cuyos números tenían grabados aquellos hechos que iban a ser fundamentales en su vida. El tiempo, entonces, no pasaba. Sucedía.

22 - Aprendiz - Oriana Pickmann
Tocaba la guitarra con emoción. Sus curvas de mujer, la suavidad de la madera. Lo que aún no podía era interpretar melodías.

21 - Hoy en el periódico - Héctor Luis Rivero López
Un sujeto entró armado a la oración y comenzó a disparar. Los predicados lucharon con él hasta abatirlo. Un verbo muerto.

20 - Ateísmo y autoestima – Marcos Zocaro
Cuando la Humanidad se le fue de las manos, Dios se decepcionó tanto que dejó de creer en sí mismo.

19 - Teoría de Cuerdas - Esteban Moscarda
Una brana es solo un ser humano tan pero tan colosal que dentro de él burbujean galaxias y vacíos.

18 - Recuerdo blanco - Rafael Vázquez
Un meteorito desapareció la luna del cielo nocturno. Los lobos continúan aullando al lugar exacto de su ausencia.

17 - ¡Eureka! - Héctor Luis Rivero López
Tardé mucho en descubrirlo, pero al fin lo entendí: los niños tenemos peine y las niñas vajillas.

16 - Javier López
Extraviaron mi carta astral en la oficina de correos. Desde entonces, mi vida no tiene destino.

15 - Talento natural - Gilda Manso
Era tan buen actor que se disfrazó de hombre invisible. Nunca nadie volvió a verlo.

14 - Oriana Pickmann 
"Síganme", nos dijo Jesús, pero nunca nos aclaró cuál era su usuario en Twitter.

13 - Infiel - Claudio Leonel Siadore Gut
Por ser infiel con sus pensamientos la voz se le fue, con otro.

12 - Rafael Vázquez
Médicos, sacerdotes, mediums... todos intentaban devolver el fantasma al cuerpo aún caliente.

11 - Javier López
Un fantasma bien educado. Sólo aparecía para dar las buenas noches.

10 - Piano - José Luis Zárate
Teclas negras, teclas blancas trataban de seducir el inconstante dedo.

9 - Mayéutica - Saturnino Rodríguez Riverón
—Sólo sé que no sé nada.
—Considérese suspenso, Sócrates.

8 – Correcciones - Nana Rodríguez Romero
Nuevo testamento: Fe de erratas del Antiguo Testamento

7 - Tiempos de amor - Odeen Rocha
Ven aquí, déjame conjugarte en presente perfecto.

6 - Propiedad intelectual - José Luis Zárate 
Todas las musas firman con seudónimo.

5 - Tormenta - Saturnino Rodríguez Riverón
Naufragó la tabla de salvación.

4 - Consejos de Polifemo - Claudia Gilman
Nunca confíes en nadie.

3 - Lógica - Esteban Moscarda
Cogito, ergo fumo.

2 - Historia de un amor magnífico - Angélica Sonia Barrenechea Arriola
Sublime encuentro.

1 - ¿Guardarías un secreto? - Héctor Ranea & Sergio Gaut vel Hartman
Soyunatumba.

0 - Esta es la historia de una letra... y este cuento se acabo - Alonso Peláez


Ilustración: René Magritte

viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuenta regresiva de varios autores 18



49 – La imagen – Héctor Ranea
–¡Mamá! ¡Socorro! –el grito desgarró la madrugada.
–¿Qué pasó? –dijo la madre, entrando a la habitación de la adolescente.
–¡Una mujer esquelética salió del espejo y se metió en mi cama!
La madre la abrazó llorando.
–Por primera vez en mucho tiempo te ves en el espejo como sos.

48 - Reliquia – Carmen Carrillo & Sergio Gaut vel Hartman
—Esta tripa de gallina es la reliquia que veneramos las Adoratrices del Santísimo Prepucio —dijo la monja—. Sustituyó al original cuando la orden migró de México a la Argentina. Imaginen para qué lo robaron —concluyó, acompañando este aserto con una expresión que me siento incapaz de transcribir.

47 - Milagro - Claudio Leonel Siadore Gut
Una bola de fuego blanco cruzó el cielo con curvas inverosímiles y se estrelló en el monte. Llegué al lugar vi a un hombre de túnica plateada, rasgos árabes, y cabellos largos. Se incorporaba, me vio.
—¡Jesús! —dije.
—¡Hijo! —abrió los brazos.
—¿No viste pasar un OVNI?

46 – Redondez - Juan Manuel Valitutti
Era tan gordo que las bromas descarnadas de sus pares terminaron por apartarlo de la sociedad.
Desde entonces gira sobre su propio eje, y describe su propia elipse, y hasta hay quienes dicen que ni siquiera se molesta en deshacerse de las liendres que lo fatigan.

45 - Sinceramiento – Miguel Dorelo & Sergio Gaut vel Hartman
—Siempre caemos en lo mismo: echarle la culpa a los demás cuando merecemos ser condenados por nuestro propio proceder incorrecto. Propongo realizar un retiro espiritual para expiar los pecados cometidos —dijo el déspota unos minutos después de constatar que los 262.368 decapitados estaban bien muertos.

44 - Degradé – Sergio Gaut vel Hartman
Siempre supe que los cuatro jinetes del apocalipsis eran tres: Abel y Caín... y como soy una persona respetuosa y me parece de muy mal gusto revelar el final de una historia si no me lo piden, colorín colorado esta ráfaga se ha terminado.

43 - Hechos, no palabras – Gabriela Baade
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Y mañana ¿qué hago? Ya no puedo hacer lo que hice ayer, ni lo que tenía pensado hacer puesto que ya tendría que haberlo hecho. Ya no se qué hacer. Mejor no hago nada.

42 - Precedente – Guillermo Vidal
No es la primera vez que okupas invaden espacio público: ya se sabe de un grupo, de dudosa fama, que vino del otro lado del mundo en tres barcos y se adueñaron del parque las Américas y no se fueron más.

41- Ley de igualdad - Miguel Dorelo
Grande fue la sorpresa de aquella muchacha cuando luego de besar apasionadamente al sapo, este se convirtió en princesa. Por suerte en el reino ya habían aprobado la unión civil entre personas del mismo sexo y pudieron ser felices para siempre.

40 – El Amo – Antonio J. Cebrián
—¿Cómo que las nueve y diez? ¡Si salí con tiempo de sobra! —le gritó al reloj.
—¡Calla, imbécil! —respondió éste en su muñeca—. Yo gobierno el mundo y tú no eres nada.
Y la aguja avanzó diez minutos más.

39 - Quítame allá esas pajas - Rafael Vázquez
—¿Dónde está tu patria, caminante? —quiso saber el déspota.
—En mis pies —respondió el transeúnte —único lugar de donde nadie puede desterrarme. —No bien había terminado la frase cuando el cirujano, siguiendo ordenes, le mostró el camino del exilio.

38 - Preguntas y respuestas – María Bailo
Hay millones de preguntas y respuestas; cada una tiene su conexión pero hay una que no. No encuentro esa respuesta; hablé con un cura y me dijo que solo cuando sea vieja y me muera voy a descubrirla.

37 - Pierna - José Luis Zárate
—No siento mi pierna —decías, sorprendido de ello más que de la sangre, de que te atáramos a una camilla, que subiéramos con prisa a la ambulancia.
Allá atrás, en el asfalto, la pierna también lucía desconcertada.

36 - Anatema de madre - Daniel Frini
—Ve con Dios, hijo mío —dijo su madre antes de morir, hace más de treinta años. Desde entonces, el ateo se desliza por el mundo, busca que te busca, tratando inútilmente de complacer a la vieja.

35 - El costo de la felicidad - María Elena Lorenzín
Sentada frente a la máquina, la mujer apuesta sin respiro, el tiempo se detiene y ella está feliz. Sólo cuando abandona a la máquina se da cuenta de que la felicidad corre muy de prisa.

34 - Guillermo Rossini
Dejó atrás el último pueblo del mundo. La ruta tenía un cartel que decía "Si no cargó nafta, ya no importa". Unos kilómetros después, la ruta se convertía en mar, en cielo, en nada.

33 - Neurosis - Gabriela Baade
—El problema empieza cuando dejo de ser yo para que alguien como vos me quiera.
—¿Qué querés decir con alguien como yo?
—Yo dije: alguien como vos.
—Es lo mismo.
—¿Es lo mismo?

32 - Problemas inherentes a la creación - Daniel Frini
Hasta que dijo “Hágase la luz”, más o menos la llevábamos bien. El problema fue cuando dijo “hágase el gas, el teléfono, las expensas, el cable, el colegio de los chicos …”

31 - Reloj extraño - Guillermo Rossini
Las manecillas giraban en sentido inverso y Diego despertó a la noche, secó el baño que no habia usado, se sacó la ropa que no se había puesto y, finalmente, nació.

30 - Verdad revelada – Ricardo Giorno
La emperatriz de las lauchas de la residencia de Olivos, mudó su reino a la terraza del cavanagh, cansada de que los ratones de campo se apropiaran de los jardines.

29 - Responsable - Carolina Fernández Gaitán
La aplicada joven no estaba bien informada sobre el método aceptado por la iglesia. Rezar cuatro rosarios completos, después de cada fogoso encuentro, no resultó ser un anticonceptivo fiable.

28 - Negación de negación - Rafael Vázquez
Sin los espejos la vida es impensable, la mentira del vidrio contrarresta la del mundo. Muy pocos se atreven a salir a la calle sin su cristal lazarillo.

27 - Mala crianza - María del Pilar Jorge
Los fracasos del hijo de Hitler comenzaron en su infancia. Sucedió cuando, en la escuela, le preguntaron qué quería ser cuando fuera grande.
—¡Igual que mi papá!

26 - Bruno Henríquez
La policía ya no detenía al encapuchado para obligarlo a levantar la tela de su rostro, sabía que él ya estaba preso debajo de la capucha.

25 – Espaciotiempo – Antonio J. Cebrián
Los cuerpos de gran masa curvan el espacio haciendo que el tiempo se alargue. Por eso las veladas junto a mi suegra se hacen inacabables.

24 - Zoofilia - Guillermo Rossini
Vio como Melisa se alejaba por la pradera y dejó caer una lágrima. Instintivamente, acarició el pullover que llevaba puesto y tuvo una erección.

23 - Ikal Bamoa
En mi testamento pedí un féretro con doble fondo para hacer un último truco espectacular. No hubo magia ni público en el crematorio.

22 - Infidelidad siglo XXI – Marcos Zocaro
Anoche, husmeando en el celular de mi esposa, descubrí que la muy zorra tiene un amante: el cretino se llama Emergencia Mecánica.

21 - Adicciones inzooportables - Nanim Rekacz
—Puedo soportar que traigas el trabajo a casa, pero a la cama ¡no! —le dijo la esposa al dueño del zoológico.

20 - Alberto Chimal
El Viajero del Tiempo temió por su Máquina: había llegado a muchas borracheras separadas, pero iguales, con el señor Bukowski.

19 – Cosas del amor - Antonia Dubini
Era invisible para casi todas las personas, menos para él, que la miraba con los ojos ciegos de amor.

18 - El Topo - María Pía Danielsen
—Hay atajos sorprendentes e imprevistos deliciosos —dijo Tánatos a Ker, mientras se calzaba las ropas de Papá Noel.

17 - Invisible - Mario Berardi
Luego de la inundación el lago siguió existiendo, pero nadie podía verlo porque quedó debajo del agua.

16 – Francisco Costantini
—¡Esta película me comió la cabeza! —dijo después de ver El amanecer de los muertos vivos.

15 – Cero palabras – Saurio
Acabo de escribir un texto de cero palabras. Lo pueden leer luego de este punto.

14 - Analfabetismo tecnológico - María Elena Lorenzín
Ariadna le entrega a Teseo un GPS de última generación. Ella lo sigue esperando.

13 - Rezo de Navidad de una niña de 8 años - Caterina Tavella
Diosito: gracias por el pan... por el chorizo, y por el otro pan.

12 - Ricardo Giorno
La perseverancia es a la inspiración como la razón a los sueños.

11 - Tomás Onaindia
Por su pánico a la página en blanco compraba cuadernos amarillos.

10 - Oriana Pickmann
La vida de aquella vieja costurera pendía de un hilo.

9 - José Luis Zarate
El viento empezó a regresar lo que se llevó.

8 - Ramón Gómez de la Serna
En la noche helada cicatrizan todos los charcos.

7 - Ibídem - Saturnino Rodríguez Riverón
Título: Nido de erratas. Director: Elías Casán.

6 - Javier López
Cuando tenía orgasmos, Caperucita vociferaba feroz.

5 - Ricardo Giorno
El famoso puntapié inicial, ¿duele?

4 – No matarás – Guillermo Vidal
… sin borrar tus huellas.

3 - Diálogo entre borrachos romanos y pragmáticos - Saurio
—Hic.
—Et nunc.

2 - Milagro atropellado - Fabio Ferreras
—Resucristo... ¡Jesucitó!

1 - En caso de incendio marque el número de emergencias - Sergio Gaut vel Hartman
6282383467

0 - Listado de todas las cosas que me salieron bien en este año que ya termina - Miguel Dorelo



Ilustración: Jan Vermeer

lunes, 13 de diciembre de 2010

29 parpadeos de 12 palabras


Rafael Vázquez
Los perros, antes de morir, huelen su vida pasar ante su hocico.

Curiosidad - Héctor Ranea
¡Esto se está poniendo lindo! —dijo el espejo... Y salió a ver.

José Luis Zárate
En los puestos más altos del Ministerio se miente con la verdad.

La sierra - Nicolás Ferraiolo
Después del último encuentro, nunca más le volverá a soltar la mano.

Mal ejemplo – Guillermo Vidal
Dios es ateo. No cree en ningún ser superior a sí mismo.

Rafael Vázquez
Para el niño el conejito es un juguete que se quiere escapar.

Ramón Gómez de la Serna 
Las gaviotas nacieron de los pañuelos que dicen ¡adiós! en los puertos.

La voz del subte – Sergio Gaut vel Hartman
Soy un gusano mecánico que horada las venas podridas de la ciudad.

Un cierto trabalenguas sobre la felicidad - Jacinto Deleble Garea
Más allá de las nostalgias de quien sólo tiene presente, el pasado.

Banquete - Jorge X. Antares
Comieron entre risas. Nunca pensaron que los banqueros fueran gente tan tierna.

Tinta invisible - Saurio
Cuando se acerca al calor, pueden verse los tatuajes del hombre invisible.

Víctor Alvarado
Tenía memoria fotográfica, pero al extinguirse el día, se velaban sus recuerdos.

Revelación – Esteban Moscarda
Inconciente es el nombre de la organización mafiosa más terrible que existe.

Javier López
Esto iba a ser un cuento, pero se averió en el camino.

Oriana Pickmann 
En la cara oculta de la luna se esconden las estrellas extintas.

Anaxímenes de Mileto - Rafael Vázquez
Todo es aire. El agua, el fuego, la tierra: restos de pájaros.

Ídem - Angélica Sonia Barrenechea Arriola 
Pasión de multitudes. Juego. Erotismo. Competencia. Para vos fútbol. Para mi sexo.

Metamorfosis errónea - Oriana Pickmann
Despertó siendo un abejorro. "En algo me debo de haber equivocado", pensó Gregorio.

Rafael Vázquez
Hay personas ciegas a los fantasmas, sensibles sólo a su tacto extraño.

Papel de orquídeas - Héctor Ranea
En cada flor caída secada en sus pechos, yo escribía cien poemas.

Fatal - Oriana Pickmann
El hipocondríaco estaba convencido de tener, además de todos sus males, hipocondría.

Besando sapos - Gabriela Baade 
La princesa tiene cien denuncias por zoofilia en los archivos de Interpol.

Zoofilia - Aldo Luis Novelli
Desesperado, el caracol en celo se montó el carrete de cinta scotch.

Rafael Vázquez
Sin expedientes ni informes médicos, Jesús amputó al leproso la pierna equivocada.

Omisión - José Luis Zárate 
Todos alaban la Creación, pero nadie habla de la musa de Dios.

Ramón Gómez de la Serna 
Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.

Javier López
Para el químico, Hidrógeno es el dios del que habla la Creación.

En el aula, cangrejo immortal - Héctor Ranea
Efectivamente: me quedé pensando en la inmortalidad del cangrejo. Y aquí estoy.

Impedimento – Sergio Gaut vel Hartman
Quiso ganar el concurso “Trece palabras”; todo lo que plagiaba tenía doce.

Ilustración: Marc Chagal

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cuenta regresiva de varios autores 17



49 - Facilidades- Miguel Dorelo
—Estamos aquí para facilitarles las cosas. Después de todo esta ciudad vive y prospera gracias a ustedes, queridos turistas —adulaba el intendente a la concurrencia en el acto de inauguración del nuevo parque temático de aquél lugar de veraneo en la costa y haciendo entrega del correspondiente GPS a cada uno de los dispuestos a adentrarse en aquél laberinto.

48 – Acompañamiento indefectible – Héctor Ranea
–¡Ni en el mejor restaurante de Erdély se puede conseguir, ya! –bramó el noble caballero de negro.
Solícito, el mozo, previendo una catástrofe sacó de su mesa el plato de sopa.
–¡Tráigame algo de sangre sin gusto a rúcula, por favor! –bramó el Conde Vlad Tepes casi desesperado.

47 - Todavía sangra - Sergio Gaut vel Hartman
Me propuse escribir una microficción de menos de cincuenta palabras. Pero tras quemarme las pestañas durante diecinueve días, engendré una novela. No desesperé: la releí, tomé el facón heredado de Septimio, mi primo segundo, y cortando, cortando logré pergeñar esta perfecta microficción de cuarenta y siete palabras.

46 - Brujas 5 - Bruno Henríquez
En medio de las llamas que se aprestaban a devorarla la bruja vislumbró un libro entreabierto, era aquella misma novela que nunca terminó de leer, pero las llamas, el humo en los ojos y las lágrimas de su próximo fin tampoco le permitirían saber como acababa.

45 - Pesadilla - Daniel Sánchez Bonet
Estás con ella en la cama, a solas, y con la luz apagada. La abrazas, la aprietas con pasión, le susurras cosas, la acaricias, le das la vuelta y sigues besándola hasta que por fin, la vuelves a colocar en su sitio, bajo tu cabeza.

44 - Rosas marchitas – Francisco Costantini
En un descampado encontraron el cuerpo del Principito,  rodeado por cientos de rosas marchitas casi reducidas a espinas. Algún ex niño, indudablemente, que no soportó llegar a la adultez y romperse la nariz, una y otra vez, contra el muro infranqueable de la realidad.

43 - Fiasco – Sergio Gaut vel Hartman
—De cuarenta y tres, macho.
—¿Un macho de cuarenta y tres? ¿Años? ¿Centímetros?
—De cuarenta y tres palabras. No hace falta que sea macho.
El consignatario abrió sin éxito una docena de cajones y al finalizar movió significativamente los brazos.
—No tengo nada.

42 - Mahler – Héctor Ranea
Durante la primera parte participé de mi propio funeral, ella lloraba de rabia, cuando la segunda, recordamos nuestras danzas y lujuria. De la tercera recuerdo la prédica a los peces. Con las canciones de la cuarta y quinta, resucitamos. Cosas del amor.

41 - Tiempo - Eduardo Mancilla
Un instante pide explicaciones al tiempo por no darle una oportunidad, en tanto el siglo vomita sobre él por provocarle una historia. La era guarda silencio porque sin voz murió y el futuro los observa con una bomba de neutrones activada.

40 - Revancha justificada – Sergio Gaut vel Hartman
Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias.
—¡Atrapen al ladrón! ¡No lo dejen escapar!
—¿Quién, dónde, cuándo, qué hizo?
—Asaltó al flamante premio Nobel. 
—Déjelo en paz; él también tiene derecho a desquitarse.

39 - Un solo segundo - Omar Ocampo
Veía caer las gotas a mi alrededor. Se mezclaban con mis lágrimas, en el suelo con mi sangre. Miro a lo lejos, a la misma distancia en que mi vida se escapa, tan fácil como él apretó el gatillo.

38 - Ideas Locas - Guillermo Vidal
Al enloquecer creyó que era Dios. Mientras le duró el brote lo hizo bastante bien. Se le ocurrió aquello de “hágase la luz” pero el sexto día hizo al hombre y se lo llevaron en camisa de fuerza…

37 - La orden - Omar Martínez
La orientación fue clara: tenía, él sólo, que fraguar el ataque al castillo. Debía correr la sangre y verse la muerte  desde cualquier ángulo. O su cuadro no estaría en la exposición.

36 - Tigres - Héctor Ranea
Sandokán tenía un secreto que no conocía ni su amigo portugués. De noche, disfrazado de pacífico hindú, iba a contar sus aventuras a Emilio Salgari. Claro, Emilio nunca viajó fuera de Italia. Menudo secreto tenía Sandokán.

35 - El túnel - Serafín Gimeno
Para huir del mundo subterráneo me puse a cavar galerías como un loco. Descubrí que andaba perdido en círculos cada vez más cerrados, cuando en la oscuridad de un túnel topé con mi propio culo.

34 - Cambio de planes - José Manuel Dorrego Sáenz
Tras el décimo séptimo suicidio frustrado, Pérez decide replantearse su existencia:
—Tal vez la vida sí merezca la pena —alcanza a susurrar justo un segundo antes de que el rayo le resquebraje la cabeza.

33 - Tren - Héctor Ranea
Bajé por segundos pero el tren partió sin que me diera cuenta. En la noche, sólo escuchaba una campana silenciosa desde el fondo del mar vecino. Desperté y el mar no estaba ahí.

32 - Boleros míticos II  - Daniel Frini 
—Bésame, bésame mucho….—cantaba Hero.
—Dejate de embromar —contestó Leandros—. No crucé nadando el Helesponto, para besarte. Vamos al catre. Y después me hacés un churrasquito, que el agua me dio hambre. 

31 - Solo de soledad - Saturnino Rodríguez Riverón
Al enemigo de mayor consideración lo tengo instalado dentro. Allí se regodea, me acosa, casi no me permite vivir. Y no muevo un dedo por echarlo: me quedaría solo, demasiado solo.

30 - Nunca como el avestruz- Miguel Dorelo
Esconder la cabeza profundamente, no ver ni escuchar lo que nos provoca dolor, nunca es una buena estrategia. Animarse a mirar de frente, a sostener la mirada siempre será mejor.

29 - Beso reversible – Rafael Vázquez
Después de un beso por dentro de la boca despertó de nosotros, que durante cien años tanto la cuidamos mientras dormía, y ya solo fuimos el recuerdo de un sueño.

28 - Adriana Alarco de Zadra
Visité el cementerio con buenas intenciones hasta que encontré una lápida que me hizo correr más rápido que el viento: “aquí yacen mis huesos, ojalá fueran los vuestros…

27 - Mala crianza - María del Pilar Jorge
Los fracasos del hijo de Hitler comenzaron en su infancia. Sucedió cuando, en la escuela, le preguntaron qué quería ser cuando fuera grande.
—¡Igual que mi papá!

26 - Deshabituación - Rafael Vázquez
Enseño a volar hacia atrás a una mariposa, en el otro lado del mundo un huracán regresa a su lugar tejados, postes de teléfono, viejas conversaciones.

25 - Stroke of eight - Héctor Ranea
Le dieron diez minutos al poeta para que dejara lo que estaba haciendo. Esa madrugada era él quien debía colgar por el cuello hasta morir.

24 - Sombras - Rafael Vázquez
Cuando nos dimos cuenta nuestro sistema de vida ya era impensable sin ellos. Cómo imaginar que los extraterrestres eran la luz de las estrellas.

23 - En realidad, es Borges que se cree tigre - Saurio
Cuando Chuang Tzu despierta no sabe si él es un hombre que soñó ser mariposa o una cucaracha que sueña que es Kafka.

22 - Curiosidad divina - Nanim Rekacz
La máquina estaba ahí, con su redondo y brillante botón. El dedo de dios hizo lo que no debía hacer: lo oprimió.

21- José Luis Zárate
—¿No nos estrellamos? —La azafata sonríe. 
—Vuelva pronto —dice. 
En el aeropuerto me esperan, sonrientes, mis padres, abuelos, amigos muertos.

20 - Certamen literario - Saturnino Rodríguez Riverón
Detuvo los cronómetros por debajo de los nueve segundos. Los organizadores del evento la calificaron como una ficción muy rápida.

19 - Terrorista - María Elena Lorenzín
Cansada de ser la burra del alfabeto, un día se rebeló. Ahora es una bomba y todas la respetan. 

18 - Lola Carreño 
El suyo era un amor realmente extraño, todo el mundo lo decía, seguían enamorados después de tantos años...

17 - De cuentos I - Daniel Frini  
—Caperucita —dijo la abuela—, dejá descansar al pobre lobo. A las cinco tiene que comerme de nuevo.  

16 - Exhibicionista - Saturnino Rodríguez Riverón
Un minicuento se despojó del sombrero, la ropa y los zapatos, y quedó en letras menores.

15 - Oriana Pickmann 
Que seas ciego no justifica el hecho de que yo sea totalmente invisible para ti.

14 - Dinosaurio iletrado - Silvia Rodríguez Ares
Siguen las molestias. El dinosaurio no utiliza acentos, puntos ni comas. Desconoce la gramática. 

13 - A Divinis - Héctor Rivero
Hoy recibí una carta de Dios. En  ella me decía que estaba despedido.

12 - Ramón Gómez de la Serna 
El trueno es un baúl que cae por las escaleras del cielo.

11 - Despedida IV - Antonio Cruz
Fue un adiós doloroso. Después solo quedó una congoja en vuelo.

10 - Jubilación - Javier López
Encontré un trabajo divino. Ahora soy jardinero en el Edén.

9 - Gi Aronson 
Como no quería matar ni morir, inventó el "huicidio".

8 - Ramón Gómez de la Serna 
El sostén es el antifaz de los senos.

7 - José Luis Zárate
Cuando despertó seguían escribiendo sobre el dinosaurio.

6 - Y Einstein le contestó a Rutherford - Saurio
Dios no juega a los dedos.

5 - Religión - Claudio Leonel Siadore Gut
."Séver la sáreel oN":otneimadnam ovaecnO

4 - Extinción denegada - Saturnino Rodríguez Riverón
—Dí no, saurio.
—No.

3 - Antes - Ikel Bamoa
Nací fantasma prematuro.

2 - Mujer de mis sueños - Saturnino Rodríguez Riverón
Desperté divorciado.

1 - Mundos - Liliana Savoia
Paralelos.

0 - Todo lo que tiene que decir un escritor bloqueado - José Luis Zárate

sábado, 4 de diciembre de 2010

Ráfagas eróticas, parpadeos orgásmicos




Héctor Ranea

Extravío
Al fin, ella accedió a tener sexo seguro con él. Entonces se lo oyó exclamar:
— ¡Cáspita! ¿Dónde habré dejado mi lengua?
Desolado, IX-60 siguió buscándola frenéticamente antes de que la androide cambiara de idea.

Oscura es la mano
Me tocaba los senos, blancos como leche y gozaba. Acarició mi ombligo y jadeaba. Llegó a mi miembro. Silencio.
— ¿Cómo miembro?
Pensé, ilusa, que no pronunció el acento. Huyó.

Aderezo
En los olores que sueltan nuestras caricias, todos los sentidos nos abren las puertas de una vida que se renueva.

Caminante, no hay camino
De tanto recoger experiencias eróticas su punto G quedó tan hipersensible que la sola mención de un lápiz labial hacía entrar en éxtasis hasta sus sandalias.


 Sergio Gaut vel Hartman

Eyaculador muy precoz
No sabía qué era peor: excitarse con su madre o haber alcanzado la pubertad en el útero

Estrés
"Este trabajo es matador", reflexionó el presidente de los Estados Unidos. "¿Qué tal si me doy una vueltita por el Salón Oval y me distiendo un poco?"

Exogenitalidad
Había logrado, finalmente, seducir a la hembra extraterrestre. Ahora sólo restaba deducir, de todos aquellos orificios y protuberancias y hendiduras, cuáles debían ser apretados, penetrados, chupados y/o mordidos, lamidos, estrujados, impregnados, aspirados y/o arrancados, masticados…

Ante varios testigos
—Los sorprendí en pleno acto sexual, señoría —dijo el agente del orden—; estaba haciéndolo delante de varias personas, algunos de ellos, niños.
— ¡Digan sus nombres! —exclamó el juez con severidad.
—Aguja —dijo Aguja.
—Hilo —dijo Hilo.


Carmen Carrillo

La venida de Cristo
Un tanto impaciente, María Magdalena la sigue esperando

Místico
Guardaba el celibato casi religiosamente: copulaba sólo de misionero y únicamente cuando viajaba a San Francisco, Santa Bárbara, Sao Paulo...

Croquis
-Ahora te digo dónde está mi punto G- dijo la sexagenaria a su marido.
-Ahí. ¿Lo ves? Es ahí.
Desde luego, su dedo índice apuntaba hacia la joyería Cartier que estaba en la esquina.

Gnosofilia
-¿Por qué te enojas? Dijiste que me enviabas a la universidad a chupar conocimiento- dijo la chica.
-¿Por eso te acostaste con el Decano? - preguntó el padre, furioso.
-¡Claro! El viejo es una enciclopedia andante...


María del Pilar Jorge

Fantasía
Imágenes hechas de palabras perfectas: imágenes donde titila tu sonrisa, tu boca y tus manos escapándose en profundas, estremecidas, lentas caricias que recorren, avanzan y penetran mi cuerpo.

Kamasutra
Con sus labios húmedos dibujó arabescos sobre la piel de su amado.

Enamorándose
Cuando abandonó aquella memoria de los momentos pasados y de otros tiempos vividos, y descubrió en su presente un camino hecho de sonrisas y caricias, comenzó a perseguir nuevos sueños.

Antonio J. Cebrián

Interrupción
El orgasmatrón fue el electrodoméstico record de ventas del año.
Al primer corte de energía, la ciudad se sumió en el caos más absoluto.

Obesidad
Él me hizo el amor con tanta entrega y ternura que preferí no advertirle que su objetivo estaba dos pliegues más abajo.

Sin escrúpulos
Ella era muy sucia, pero llegué tan excitado que no me importó hacer el amor con la cerda de Jacinta.
Luego lo hice con Jacinta.

Psicólogo libinidoso II - Miguel Dorelo y Antonio J. Cebrián
Vengo a que me cure, don Freud; no puedo parar de escribir ráfagas eróticas.
¿De qué se queja? Yo escribí diez mil de esas y las escondí dentro de unas tapas en las que ponía "psico... no sé qué".


Rafael Vázquez

Al soñar se hace camino
Volví a soñar que exploro los senderos que se pierden adentro de tu epidermis. La escalera de caracol de tu ombligo, la hendija húmeda entre los muslos... De nuevo volví a despertar exhausto y tú satisfecha.

Umbilicus mensura
Hoy inventé un nuevo sistema métrico para medir la vida. La distancia entre tu axila y el ombligo. Por lo que a mí respecta, lo que no encaje en él no existe hasta que no se demuestre lo contrario.

Irse por partes
Escribo boca y el papel se moja de saliva. Cadera y un vello púbico se enreda entre las letras. Se ve que no terminaste de irte de mis palabras.


Mi idioma favorito es tu lengua. Y no, no hablo de ningún pretendido sistema de comunicación al uso.


Nanim Rekacz

Antes de partir
-Dame tu boca -me dijo. Se la dí.
-Ahora, tu vagina.
Se la dí.
Se las puso a la muñeca inflable.
-Así no te extraño ni te soy infiel. Ya podés irte de viaje.

Pesadilla
Soñé que él me quitaba la ropa, yo lo desvestía, nuestras pieles desnudas se fundían y hacíamos el amor como perritos. Al despertar, lo vi a mis pies. Movió la cola y ladró. Sólo atiné a maullar.

Eyaculación precocísima
Acabó de una.

La vida real después del final del cuento
Blancanieves se casó con el príncipe azul pero, en secreto, extrañaba a los enanos.
Él estaba convencido de ser un gran amante: ella, cada noche, fingía siete orgasmos.


Saurio

Era tan bruta que en vez de punto G tenía punto J.

El Marqués de Sade y la Princesa Rusa leen el Kamasutra
- Aburrido...
- Aburrido...
- Aburrido...
- Lo hice...
- Aburrido...
- Nada nuevo...
- Para principiantes...
- Aburrido...
- Aburrido..

Don de lenguas LXIX
El escritor erótico Bertoldo Burundarena era conocido en todo el mundillo literario por su magnífico y refinado uso de la lengua, pese a que sus libros eran pésimos y estaban muy mal escritos.

Eyaculación precoz
En seis palabras tuvo un orgasmo.

Ella culación aún más precoz
Acabó en cuatro palabras.


Daniel Frini

Tu, puta
Dieciséis años y el miedo en la piel. Mis tíos pagando el precio del debut. Penumbras y olor a jabón barato. Tus manos enseñándome a tocar mujer. «Labios», dijiste y me guiabas; y dijiste «tetas», «culo», «concha»
Sesenta años despues estoy muriendo. Sonrío y solo te recuerdo a vos.

Olor/sabor/final
Ella huele a duraznos y sabe a cerezas. Sus pechos suben y bajan al ritmo de su respiración, agitados. Llora sin emitir sonido. El le besa el ombligo, apoya su cabeza en el vientre firme y se duerme, satisfecho. Ella lo acaricia y, prolongando su placer, se lo come.

Gang bang salvaje
Desenfreno, desmesura, gemidos. Placer y lujuria dentro del costurero. Los hilos derrochaban testosterona. La aguja clamaba por más. Todo se desmadró cuando Hilo Negro e Hilo Rojo presentaron la sorpresa de la noche.
Ella se puso pálida. En un alarido gritó:
— ¡El camello no!
No le hicieron caso.

Miguel Angel Dorelo

Psicólogo libinidoso
-Vengo a que me cure, don Freud; no puedo parar de escribir ráfagas eróticas.
-Sacáte las pilchas y agachate que yo te curo, mamita.

Recatada
Tuve una novia que era muy tímida y conservadora; jamás participaba en una orgía si no conocía al menos a seis de los participantes

Tour
Subo y bajo por tus piernas, me deslizo suavemente por tus pechos y  recorro apresurado tu cadera. Todo es poco: tu cuerpo con tantos hermosos lugares por visitar y yo sin tiempo.

Camino a la gloria
Mi lengua bajando por tu espalda va marcando el sendero hacia ese destino final mezcla de cielo e infierno.