sábado, 23 de mayo de 2009

Esta noche las chicas parpadean... 47 veces


Escribir - Luisa Valenzuela 
Escribir escribir y escribir sin ton ni son es ejercicio de ablande. En cambio el psicoanálisis no, el psicoanálisis es ejercicio de hablande.

Inutilidad - Nanim Rekacz
En esa biblioteca permanecían prolijamente ordenados por tamaño y color, todos los textos extraviados en el tiempo. El bibliotecario, hijo del hijo del hijo del hijo del primer bibliotecario, como todos sus predecesores, era analfabeto.

La otra comedia - Paola Cescon
Mortalmente desconsolado, la encuentra flirteando, muy fresca, en el Canto I. Para Beatriz, habitar siglos de Paraíso se había tornado un Infierno.

Efecto mariposa - Lilian Elphick
Seré la mariposa que se posará en tu mano, mientras escribes de  seres ficticios. Seguirás aleteando en tu amarillo frágil hasta rozar la garra de un monstruo. Ese será tu único instante de realidad.

Adriana Alarco de Zadra
Lo superfluo me confunde. Cuando logro librarme de los objetos que no uso y que llenan mi espacio vital, suspiro aliviada, me siento liberada y puedo llegar a concretar mi pensamiento.

Baba Jing - Patricia Kieffer
Noche. Reflejos plateados sobre las  montañas iluminan el valle encantado. Algo, alguien, los crea. Giro suavemente el rostro para verlo. No lo veo fuera. Está dentro. Soy la causa. El mundo es mi reflejo.

Raro - Giselle Aronson
En mi cuerpo se han desarrollado conexiones extrañas: Cuando me depilo las cejas, estornudo. Cuando lloro, cambian de color mis ojos. Cuando te veo, tiemblo.

En la tundra de la cama - Emilia Cuevas
Quise ser una ráfaga en tu vida, pero dejé que me convirtieras en una tormenta en tu cama. Ahora que se heló, quiero zarpar.

Oriana Pickmann
Con la miel, la luna atrapa estrellas como si fueran moscas.

Manejando el mundo con sombras - Amélie Olaiz
Quienes saben dicen que con la sombra del cuerpo se manejarán las computadoras del futuro.

La respuesta - Lilian Elphick
Estaba el maestro de zazen meditando en el campo. Sólo una vaca pastaba a unos cuantos metros de él. “Om”, dijo el maestro. “Mu”, contestó el animal, alcanzando el nirvaca.

Refugio - Olga A. De Linares
Cuando despertó juntó los pedazos de la noche y creó un refugio para todos sus sueños, incapaces de soportar la cruda luz del día.

Suavidad - Patricia Kieffer
Ella se desliza sobre la pátina de hielo, hasta el agua. En un solo movimiento hunde su garra, engancha un salmón y lo atrapa entre sus colmillos. Venciendo su propia hambre, se lo ofrece al osezno.

Son - Giselle Aronson
Hay palabras a las que no se las lleva el viento, hay palabras que son el viento.

Luisa Axpe
Salió, caminó desencajado y regresó a la caja con alivio.

Adriana Alarco de Zadra
De niña vivió en un silencio obligado para no molestar al padre mientras escribe cosas serias. Paseaba, en punta de pies, entre altísimos estantes repletos de libros hasta que la consumió tanta sabiduría.

Creatividad - Patricia Kieffer
Tomó la sangre de su enemigo y la esparció sobre la verde hierba. Crecieron las flores, volaron las aves, salió el sol. El cuadro estaba terminado.

Lola Cárdenas Luque
Tú no me conoces. Yo puedo ver a través de ti. Pondré fin al viaje que no debiste iniciar y, al salir, cerraré la puerta contigo dentro.

Cuatro reinos – Fiona Stagaard
A lo largo del otoño, aquel árbol fue quedando desnudo. Ya entrado el invierno, no obstante, un príncipe ruso le regaló un abrigo de marta cibelina y un anillo de diamantes para su mejor rama.

Magia nihilista - Lola Carreño
Nada por aquí, nada por allá.

Intimidades de una joven rubia - Amélie Olaiz
Alicia se encerró en un libro para acariciarse el cuerpo. Su sonrisa nos confirmaba que, gracias a tan pródiga imaginación, ella viviría por siempre en el país de las maravillas.

Responsable - Olga A. de Linares
Aquella mariposa no se atrevía a volar. No quería ser la causa de ningún trágico evento meteorológico.

Carmen Carrillo
Cada cabeza es un basurero y algunos, son basureros radioactivos.

El escritor - Roxana Heise Venthur
Antes de convertirse en personaje de su propia obra, alguien ya había escrito la trama de su vida, un lector fanático deseaba canonizarlo y un prestigioso editor redactaba su epitafio.

Adriana Alarco de Zadra
Pasó años de su vida aprendiendo, por osmosis, los muchos sucesos históricos, fantásticos, mitológicos que pueblan las mentes de las civilizaciones. Era un ratón de biblioteca.

Haiku - Patricia Kieffer
Tibio vapor. En un cuenco pequeño espera el té.

Rutas y caminos 2 - María del Pilar Jorge
Las rutas se extienden como víboras, convergiendo y emergiendo de la ciudad que las atrae, las llama, las atrapa, para luego, sin piedad, convertirlas en rutinarias avenidas y mansas calles. 

Obsesiones - Alba Omil 
Soñé que me besaban; era sólo el latido de tu nombre que esa noche se durmió entre mis labios.

Oriana Pickmann
Los fantasmas se sentían atormentados por aquel humano en la casa.

Adriana Alarco de Zadra
El consumismo la obligó a comprar lo innecesario hasta que no pudo respirar y murió aplastada entre lámparas y electrodomésticos inservibles, divanes con las tripas afuera, ropa demasiado pequeña y altos de cremas y detergentes.

Lunas - Lola Carreño
Las lunas, fans de los planetas, giran envolviéndolos en elogios de luz y de sombras.

Oriana Pickmann
El viejo ahuyentaba la vejez a bastonazos.

Recurrencia - Olga A. de Linares
Por culpa de esa pesadilla en la que se veía convertida en filósofo chino, la mariposa terminó gastando una fortuna en psicoanálisis.

Nanim Rekacz
La intrínseca volatilidad de las páginas y sus contenidos me genera angustia existencial. Hay un nuevo padecimiento psiquiátrico fruto de la desaparición de perfiles en distintos portales, por ejemplo.

Anabel Rodríguez 
Ojos de copla buscan dueñ@ para revivir romances malditos. Contacto: Quicio Mancebía 333

Adriana Alarco de Zadra
Las casas que amé fueron cayendo por su propio peso, por el pasar de los años o por otras construcciones horrendas que se edificaron encima. No importa, puedo amar otra vez.

Honores - Olga A. de Linares
No voló hacia la llama por distracción o porque fuera tonta, sino porque siempre había soñado con un funeral al estilo vikingo.

Oriana Pickmann
Era una mujer maniática de la limpieza. No soportaba ni que la Luna tuviera polvo.

Aprendizaje 3 – Nanim Rekacz
Después de recitar la verdad absoluta el maestro le dijo al alumno: 
—Repítela.
Y el alumno eructó una mentira.

La recepción - Julieta Lomelí
Sin embargo prometí asistir a la tertulia. Hay gente de negro aguardando en el otro patio, allá sí es horrible. Me esperan, por primera vez soy la invitada de honor. La esquela anuncia mi nombre.

Desvaríos - María del Pilar Jorge 
Las parpadeantes luces nocturnas alumbran el sendero de los sueños.

Pedido - Giselle Aronson
—Sólo te pido una cosa —susurró ella cuando descubrió que él se había propuesto quitarle la ropa.
—Lo que quieras.
—Que parezca amor. 

Amor loco - Laura Patricia Jones
Ella estaba tan enamorada que en su cabeza de androide no entraba la idea de que él pudiera resetearla.

Bestia fraudulenta - Emilia Cuevas
En un parpadeo, quien yo quise que fueras se convirtió en el monstruo que fuiste. Entregué tu cuerpo al mar y el cuchillo que me salvó se convierte en red para atrapar otro sueño.

Liliana Bretón
Etiquetada como fruta prohibida, crecí tratando de complacer a mis etiquetadores, hasta que un indecente mordedor decidió gozarme a diario, así, sin juicios y sin deshonras sociales… me dice al oído que soy su jugosa manzana pecadora.

De mitos a mitos - Angélica Santa Olaya
El sacerdocio de las mujeres no puede ser, porque no es divino, señaló el clérigo rascándose el ombligo. Cibeles, desde arriba, reía y arrojaba el cordón umbilical del hombre a los leones. 

Troya - Gabriela Lozano
Cuando Helena vio el caballo de madera que los griegos habían dejado de regalo, se tapó la boca, reprimió una carcajada y no dijo nada; conocía el truco, pero ya estaba harta de Paris.