jueves, 21 de agosto de 2008

22 parpadeos del 21 de agosto de 2008


El otro lado de la historia - Saurio
—Ah, el humano se está despertando —pensó el dinosaurio—. ¡Era hora!

Lumbre – Ricardo Bernal
Con un cigarrillo apagado en la boca, le pregunté al hombre de rojo: —Disculpe, ¿me permite su lumbre?
—Por supuesto —contestó sonriente. Desde entonces estoy en el infierno.

Como todos los enamorados - José Luis Zárate Herrera
Como todos los enamorados te traía una estrella del cielo, pero la Aduana, prevenida contra nosotros, los románticos, me la recogió por radiactiva.

Desde los doce pasos - Susana Duré
Jugada dudosa. Penal. El ejecutor miró al arquero sonreír, dibujando una rara señal en el suelo. Odiaba jugar en Arkham.

El título nunca debe ser más largo que la historia – Magnus Dagon
Estoy de acuerdo.
Decepción – Sergio Gaut vel Hartman
—No hay que creer en lo que dice la televisión —se queja un selenita—. Cuando dijeron que vendría LEM yo interpreté que nos visitaría el gran escritor polaco.

Monstruo - Ricardo Bernal
—Voy a construir un monstruo —dijo Luis, y se metió a su recámara. Nosotros seguimos jugando. De pronto...

Romance - Álvaro Menén Desleal
Dos soldados norteamericaños en el helicóptero:
—¿Qué pasa?
—Los mandos no responden: el helicóptero se enamoro de una mariposa.

Desapego - Angela Schnoor
Estaba anciana y su mal de Parkinson se agravaba. Tenía que tomar algunas providencias. Colocó un anuncio en el periódico: Se vende vibrador jubilado, pero con mucha experiencia.

Ramón Gómez de la Serna
En la película apareció un tipo parecido a alguien que hacía mucho tiempo que no veíamos y que al salir del cine nos lo encontramos esperando un tranvía.

Ilustrado - Mario Berardi
Ni bien su piel entera quedó cubierta de tatuajes, hasta el último rincón, se sintió amargamente defraudado: las imágenes no cobraban vida. Un fiasco. Toda una vida perdida. Los escritores son unos mentirosos.
Ella - José Luis Zárate Herrera
—Te amo —le dije.
Y ella, como toda robot bien programada, me dijo que se quería casar de blanco.

Ramón Gómez de la Serna
Estaba tan quieta y mística la laguna bajo el plenilunio, que vimos pasearse a Jesús por sus aguas.

Testimonio - Magnus Dagon
Cuando la última estrella se apagó, yo estuve allí para verlo.

Mientras todos dormían - Susana Duré
Tocó una bellísima melodía en el piano familiar. Sonrió, limpió la baba de las teclas, y volvió a la cuna.

Testamento - José Luis Zárate Herrera
No le dejo nada a nadie. El resto pueden repartírselo.

Descubrimiento retrógrado - Magnus Dagon
Los científicos hallaron la manera de erradicar todo dolor. Fue el primer paso para el Infierno en la Tierra.

Ley de Sturgeon – Sergio Gaut vel Hartman
Dos chatarreros entran a una biblioteca. Los ojos les brillan. Casi no pueden hablar por la emoción. Por fin, uno de ellos logra susurrar:
—¡Es maravilloso!

Harakiri - Ricardo Bernal
Érase una cebolla que se hizo el harakiri. En el velorio todos lloraron.

Destino - Mario Berardi
En la isla, tan pequeña ella, había sólo dos autos. Hasta que un día chocaron y todo cambió. Ya no dejarían de hacerlo.

Experimento - Jorge Martín
El experimento era un éxito. El mono, con cables conectados directo al cerebro, escribía en la pantalla sin necesidad de teclado. Su primera palabra completa fue: CRUELES.

Matemática fatal - Miguel Dorelo
Por figurar, se compró una 4 x 4. No pudo pagar las cuotas y se la sacaron. Avergonzado, se mató con una recortada calibre 16.

19 ráfagas del 21 de agosto del 2008


El salto cualitativo - Augusto Monterroso
—¿No habrá una especie aparte de la humana —dijo ella enfurecida arrojando el periódico al bote de la basura— a la cual poder pasarse?
—¿Y por qué no a la humana? —dijo el.

El hacedor de lluvia - Álvaro Menén Desleal
En cierto pueblo había un hombre que hacia llover a voluntad. Un día, borracho, desató una tormenta y murió ahogado.

Erase una vez… - José Luis Zárate Herrera
Hachas, sangre, muerte. El cuento de la Caperucita es horrible, y más la versión que se cuentan entre sí los lobos.

Juan José Arreóla
"Nos veremos en el infierno", me dijo ella en broma antes de apretar el gatillo; y aquí estoy todavía, esperando.

Adoquín – Sergio Gaut vel Hartman
El extraterrestre era bastante estúpido.
—Flor —dije mostrándole una camelia.
—¿Comer?
—No, oler. Y esto es un cuadro de Renoir.
—¿Comer?
—No. Contemplar, apreciar. Ah, esta es Josefina, mi suegra.
—¿Comer?
—Sí, por supuesto.

Max Aub
Lo maté porque estaba seguro de que nadie me veía.

Ramón Gómez de la Serna
El perro que se acaba de levantar de dormir la siesta no sabe si es perro o es hombre.

Desastre - José Luis Zárate Herrera
Lluvia vertical, el agua empieza a subir desde las paredes.

Queja – Sergio Gaut vel Hartman
El monstruoso díptero de Spica 9 estaba furioso.
—¡Mesero! ¡Otra vez hay un humano en mi sopa!

Ramón Gómez de la Serna
El niño engordaba a fuerza de gomas de borrar.

Max Aub
La hendí de abajo a arriba, como si fuese una res, porque miraba indiferente al techo mientras hacía el amor.

Contiguos - Adolfo Bioy Casares
Estaban tan acostumbrados a vivir juntos, a mirarse de cerca, que si se veían en la calle se turbaban.

Desgracia – Sergio Gaut vel Hartman
Nadie ha podido escribir jamás un cuento de trece palabras; trae mala suerte.

Ecosistema - José Luis Zárate Herrera
Flores de sangre. Abejas, vampiros y mariposas se enfrentan.

Elías Canetti
Él me robó la oreja izquierda. Yo le quité el ojo derecho. El me escondió catorce dientes. Yo le cosí los labios. El me coció el culo. Yo le cogí el corazón y se lo puse boca abajo. Él se comió mi hígado. Yo me bebí su sangre. Guerra.

Álvaro Menén Desleal
Otro brujo cayó en desgracia con los habitantes de su comunidad, y para vengarse de quienes lo impugnaban lanzo una maldición. Por esa maldición vino una larga sequía, y el brujo murió (como todos) de sed.

Augusto Monterroso
Hoy me siento bien, un Balzac, estoy terminando esta línea.

Ruinas - José Luis Zárate Herrera
El viajero del tiempo mira el edificio perfecto, majestuoso, erguido. Que poca cosa es. Que miseria. Que grandiosas son, en verdad, las ruinas.

Ramón Gómez de la Serna
Se miraron de ventanilla a ventanilla en dos trenes que iban en dirección contraria; pero la fuerza del amor es tanta que de pronto los dos trenes comenzaron a correr en el mismo sentido.